jueves, 20 de octubre de 2016
Principia Discordia (Robert Anton Wilson, 1963)
Ayer iba en el autobús, en uno de mis largos periplos alrededor del mundo en la EMT, y a mi lado iba un infraser leyendo el Marca, y no pude evitar leer de refilón un titular en el que decía que la Liga BBVA está más igualada que nunca. Lo primero, que me parto. Lo segundo, que caí en la cuenta de que por fin, por fin, he logrado mi objetivo de permanecer totalmente ajeno al mundo del fútbol. Progresivamente, a lo largo de los años, me he ido desentendiendo por completo. Nunca me ha interesado demasiado, siempre ha sido más poderoso mi odio a las grandes empresas deportivas y mi incapacidad para sentirme identificado con ninguna bandera que mi pasión por este deporte, aunque hace unos pocos años hasta iba de vez en cuando (gratis, vive Dios) al Calderón con un ex-amigo forofo, y miraba a veces la quiniela. Pero en los últimos años, incluidos mundiales y hostias, creo que no he visto ni dos partidos enteros. Pero es que de un tiempo a esta parte, considero que para ser aficionado al fútbol televisado, y perdón por la generalización, creo que hay que ser medio imbécil. Roncero, Pedrerol y demás gentuza han conseguido que la información deportiva solo le interesa a los niños y a los bakalas. Me he bajado de ese carro por completo, con mucho orgullo. Y ayer me acordaba de esto. Yo iba en el Metro hacia ninguna parte leyendo en el Kindle, que he heredado un Kindle de segunda mano y estoy tan contento, por fin voy a poder leer dignamente un montón de cosas que acumulaba en el disco duro, años y años de acumulación de epubs y archivos extraños. Mi viejo tablet creo que ha petado, y al ser una maravillosa pantalla en colores chillones ideal para mis constantes lecturas de tebeos (que ahora creo que van a ser postergadas a noches ociosas junto al portátil, que también he medio jubilado ahora que tengo un sobremesa como de la NASA), me daba pereza leer en negro sobre blanco. El Kindle es perfecto. Y tengo mucha lectura ignominiosa pendiente.
Por ejemplo, a RAW es prácticamente imposible leerle en castellano fuera de una pantalla. Gracias al blog discordiano de La Manzana Dorada, que es una cosa increíble que siga existiendo, hace mucho que recopilé todos los evangelios de RAW, y tengo por ejemplo la lectura de la "Trilogía Illuminatus" a la mitad más o menos, pero ahora empezaré de nuevo. De momento, en un par de días me he ventilado la Biblia discordiana. Ya era converso hace tiempo, y ser discordiano es ideoal cuando menos para iniciar largas conversaciones. Pero solo había llegado a leer el prefacio. En realidad, el resto de la obra me decepcionó bastante, es un catálogo de corta-y-pegas muy simpático y un extraordinario panfleto hijo de la Contracultura, pero ahora puedo constatar que lo mejor es el prefacio, que leí esta semana por tercera vez y me afianzó la Fe.
Como paso más tiempo en el Metro ultimamente que un jodido troll, también me ha dado tiempo a leer el "Manifiesto de Unabomber", de Theodore Kaczynski o "Murder Inc." de Jack The Rippa, que valiente tostón ambos, "Steal this book!" de Abbie Hoffman (por encima) un cuento de Alan Moore, algunas estupideces conspiranoicas y otros panfletos así que tenía acumulados por el cacharro, entre ellos un par de novelas biográficos de un vagabundo que me encontré por la calle un día, que es en lo que estoy ahora, y que ya contaré en otra entrada en breve, porque es una cosa fascinante y una historia bien bonita, que probablemente solo he leído yo y que me estoy planteando editar yo mismo en Libritos Jenkins. Pero ya lo cuento si eso en otra entrada. Esta mañana me he despertado fuerte, curiosamente, insuflado de una energía que no sé de dónde ha venido, y tengo un plan para las próximas jornadas. Estoy escuchando atentamente "Another green world" de Brian Eno, igual que el personaje de Jonathan Lethem en la última página de "La fortaleza de la soledad", y le voy a dar varias oportunidades, porque nunca me han interesado demasiado estas cosas, pero ahí siguen Eno, Fripp y el propio John Cage metiéndose en mi cabeza toda la mañana, entre recados y planes mentales. También estoy haciendo mi propio "countdown to Halloween" como un adolescente de Kentucky, viendo más o menos una peli de género cada día (incluidas las 4 de la Monstrua o el porrón que estoy viendo para un fanzine que progresa adecuadamente, que si no de qué iba a llevar este ritmo), y alguna cosa me ha gustado bastante, también quiero dejar constancia aquí, pero ahora me tengo que ir. Todo el rato me estoy yendo...
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