martes, 17 de enero de 2006

Días de futuro pasado

El blog éste pasa por un momento calmo y lento. Después de la agradable avalancha de acontecimientos como Bizácoras, la (relativa) repercusión del Top 50 lucha countdown, el curro que me llevó la trilogía sobre las máquinas de Rube Goldberg, y el inesperado éxito de los cromos de La Pandilla Basura (ya somos 15 22. Ánimo, mi álbum sigue esperando el tuyo), el año ha empezado agitado, pero el ritmo ha decaído necesariamente. Para lo que queda de mes, se está preparando un lanzamiento sorpresa conjunto de los miembros de Bizácoras, y tengo un par de cosas a medias. Pero tengo que sucumbir ante la obviedad de que los últimos posts son flojitos y meras reseñas. Estoy leyendo más que creando. Tiene que ver con una semana agitada sentimental y laboralmente, con cambios en uno y otro sentido, en mi vida real («¡antes que blogger, soy persona!», que diría un pesado internauta que yo me sé).

Y así va a ser durante unos días, me temo. Pero como no puedo quedarme quieto, el explayamiento lo estoy llevando a cabo en el blog del Pegamín, que es como un fanzine colectivo donde hago colaboraciones, y donde últimamente estoy a gusto; no sé por qué razón, me enfrento a los textos allí con más facilidad que aquí. No sé si será porque la presión es menor, o porque aquí ya he lidiado con demasiados asuntos y allí soy todavía, otra vez, virgen en ciber-acontecimientos, o quizá porque desde el primer día Frunobuland quiso ser un blog colectivo y nunca lo consiguió. En pocos días he escrito cuatro cositas en el Pegamin: en un post que anuncié aquí, hablaba de avistamientos OVNI en Google Earth; en otro explico someramente mi estado anímico actual, sin entrar en detalles; otro es una alegoría madrileñistica; y acabo de colgar éste:


Leeros el resto del Pegamin los que todavía no seáis habituales, porque hay gente que escribe de puta madre allí, y que sabe mucho de muchas cosas, a pesar de que casi todos los que estamos arrastramos un aura de malditismo y vileza que no nos merecemos (es una historia muy, muy larga) y de la que, al menos yo, reniego todo lo que puedo.

Otra cosa que quería hacer en este post es pedir disculpas al responsable y colaboradores del cuento corrido en el que me toca participar, pero eso sí que requiere un tiempo y una concentración que no he encontrado en estos días.

Me gustaría relajarme un poco, pero en realidad no puedo, no lo consigo. Pero voy a hacer un esfuerzo mastodóntico, e intentaré que esto tenga posts cortitos por un tiempo. Aunque no prometo nada, que luego me pongo y no paro...
Anuncio secreto: como al final no me salga el curro de mis entretelas, me cuelgo de un árbol

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