martes, 2 de julio de 2013

Olympus has fallen (Antoine Fuqua, 2013)

Me bajé este torrent porque estaba muy arriba en las semillitas, sin saber previamente que esta película existía siquiera, y aunque al cabo de unos minutos estaba arrepentido, no daba crédito a lo que estaba viendo y mi ira iba creciendo, al final he disfrutado muchísimo viendo esta impresionante, inabarcable mamarrachada. Mis gatos descansaban tranquilos la siesta, y continuamente me acariciaba una agradabilísima brisa que se ha impuesto al bochorno reinante en mi ático. Sorbía un inmenso frapuchino casero, y esta tarde tengo buen plan... Sea como fuere, reinaba la paz y permanecí imperturbable mientras esta montaña de mierda para débiles mentales avanzaba en mi televisor, sobreponiéndose a mi siesta. Y, de pronto, hacia los veinte minutos, todas las cartas estaban echadas y quedaba claro de qué iba todo esto. Mi curiosidad aumentaba, subí la potencia del ventilador, y empecé a disfrutar de verdad con esto, a reírme a carcajadas. No concibo para qué clase de sujetos hacen esta pornografía patriotera, debe de haber unos cuantos; pero todo lo que sucede en esta repugnante bazofia es tan inverosímil, tan bochornoso, tan insolente y obsceno, que a cualquier persona con dos dedos de frente le resulta imposible no tomárselo a risa. Yo me he descojonado.

Esto es una fábula sobre un apuesto y valiente amigo del presidente de un país muy poderoso muy poderoso y muy de abuten (que recuerda un poco, por la bandera, las quijadas y las metralletas a los EEUU de A), que trabajaba como fiel guardaespaldas de éste hasta el día que se produjo un terrible accidente. Camino de Camp David a echar el finde, el coche en el que viajan el Presi y su esposa derrapa, hace un trompo y se queda en equilibrio en mitad de un larguísimo puente que atraviesa un abismo insondable: la mitad delantera del coche fuera y el culo en la carretera, oscilando vertiginosamente. El apuesto protagonista, mientras habla mucho por el pinganillo, consigue salvar en el último segundo al Excmo., Presidente, pero la Primera Dama se escoña. Semejante incidente (tal y como nos da a entender la elipsis que nos avanza hasta año y medio más tarde) ha horadado profundamente la moral del protagonista, así como la confianza del Presidente y de su hijo adolescente Connor, que hasta ese momento era el mejor y único amigo del guardaespaldas de la presidencial familia. Ahora el guardaespaldas trabaja haciendo aburrido y gris papeleo en el edificio del Tesoro, y sus ex-coleguis guardaespaldas se mofan. Encima, el recuerdo del coche con la Presidenta dentro oscilando sobre el puente, le produce pesadillas y tiene problemas con su guapísima esposa aria.

Pero hete aquí que, una mañana en que nuestro apuesto protagonista estaba comprando el pan enfrente de la Casa Blanca, aparece un ejército de chinorris que se lían a tiros, y en lo que dura una fase del Call of duty secuestran al Presidente, el vicepresidente, la vicepresidenta y dos o tres pringaos presidencialoides a los que apenas se les ve la cara, pero su inminente asesinato se supone que es muy terrible. Se encierran todos en el búnker infranqueable y a prueba de bombas nucleares subterráneo de la Casa Blanca. Imagínate la crisis. Cientos de leales norteamericanos han sido acribillados por los chinorris durante el acoso al edificio y alrededores, y se ha montado un hospital de campaña a toda leche (a cuyo cargo, vive dios, está la novia del protagonista, que es enfermera y tan heroína como norteamericana). Han muerto también centenares de chinorris, casi todos de manos del protagonista, que se cuela en la Casa Blanca por la puerta principal mientras nadie mira. Entonces, claro, se monta un despliegue de crisis de la hostia en el Pentágono, desde donde dirigirán la negociación, mientras que al dolido y apuesto exguardaespaldas le toca resolver la papeleta de salvar al mundo a los EEUU desde dentro del edificio, a lo ninja.

Pero lo mejor está por llegar. Hasta ahora todo es terriblemente idiota, inverosímil, maniqueo y ofensivo. Pero esto no ha hecho nada más que empezar. Resulta que los comunisto-terroristas de mierda están aliados con ¡¡un norteamericano!!, a la sazón ex-mejor amigo de nuestro apuesto protagonista, de la época en la que ambos eran inmensamente felices contando chistes alrededor del Presidente, yendo y viniendo de Camp David a la Casa Blanca cada mañana. Y gracias a este topo, los chinos de los cojones tienen más información sobre la seguridad del país y del planeta que el propio presidente. Su plan consiste en activar el Proyecto Cerebrus, un programa de Spectrum que sirve para desactivar todas las defensas aéreas de EEUU en caso de ataque nucelar. Por qué existe en el sistema de Defensa norteamericano este proyecto de autodestrucción tan gilipollas, no queda muy claro, pero su activación es algo que solo conocen 5 personas sobre la faz de la Tierra, y una de ellas es el chino terroristazo. Cada uno de los principales rehenes regios conoce una de las claves para activar el Plan de Autodestrucción del Mundo, y a base de torturarles un poquito, cada hora o así a uno, se lo van sonsacando. O mejor dicho: lo sueltan si el presidente les da permiso. Porque en esta mierda todo es una cuestión de nobleza, de honor y principios que deja en ridículo los planteamientos de los guerreros samuráis del Japón Feudal. Aquí está en juego la vida del Presidente del Mundo, y tiene que sobrevivir aunque a cambio haya que autoexterminar a toda la población del cono norte.

Mientras el terrible drama de la extorsión a los jefazos del mundo (con momentos de casi lujuria sexual incluídos en torno a la Condoleeza de turno), el apuesto protagonista se arrastra moribundo por los pasillos y los recovecos misteriosos y ultrasecretos de la Casa Blanca, y le echa la bronca al comandante en jefe del Ejército del Universo, que el muy perverso apuesta por destruir la Casa Blanca con los chinos dentro y santas pascuas. Que le dejen a él, aunque sea media hora, que va a ir aproximándose al búnker, salvar al hijo el Presidente, eliminar a bocados al antipatriota americano que hacía de topo, y salvar al Presidente. En este proceso, hay peleas de karate, con volteretas y muchas armas blancas. Lanzacohetes y desconocidas y futuristas armas de cgi que salían del techo de la Casa Blanca no ayudaron gran cosa, pero cuando a un norteamericano de verdad se le hinchan los huevos, se salva al mundo como hay dios. El apuesto prota, en efecto, va avanzando niveles hasta el final boss, pero después de clavarle un cuchillo en la sien y salvar la vida al Presidente con un clínex, cae en la cuenta de que el proyecto Cerebrus está activado, y faltan unos 40 segundos para la Autodestrucción Automática del Universo. Con ayuda de un maletín top secret que estaba tirado por el Pentágono, descubren la clave que desactiva el fin del mundo y se la chivan al prota. Se equivoca un par de veces, y tiene problemas con el alt-shift, el teclado se mete padentro y tal, pero consigue salvar a la Especie Humana cuando quedan más de 2 segundos para que estalle todo el Universo.

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