![](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_smtYevTrm3vfy_xslmN7AUjH7ANm0OeBZJbB9dI6NDRE14MH9uqIj1wK-PX4hXdyVgvTPs58f29qY83dN940dGZpbDBytZ2eZy8irXCbouIa5BY8DEEwLh0ko5sf_Gbc3S=s0-d)
Mi norteamericafiliómetro se ha puesto al rojo vivo otra vez, escuchando sin parar estas semanas lo nuevo de Neil Young con Crazy Horse. Dando de lado a su mitad canadiense y abrazando su herencia navajo, Neil Young [risas] se ha sacado de la manga esta BSO de Amerrika, una revisión personalísima e incorrecta de la música americana más
americana posible. Una deconstrucción deliciosa, calma y grandilocuente de piezas como el
Oh, Susannah (no llores más por mí), (oh, mai darlin)
Clementine,
This land is your land, el
Get a job e incluso... el himno del imperio británico; sí, el
Que Dios afeite a la reina, para terminar de volarnos la cabeza a todos. Complejo, tan sofisticado como salvaje, reivindicativo y a vueltas con el post-11ese, y genial como siempre (aunque DAM lo haya puesto a caer de un burro, a mí me pone).
No hay comentarios:
Publicar un comentario