Este pasado sábado tuvo lugar, en el descampau ocupado junto al mercado de la Cebada, el primer Hostia Un Libro, un encuentro de fanzines, pequeñas editoriales y pequeñísimas editoriales (y tres librerías familiares del barrio), que tenía como reclamo una velada de lucha libre de la WWW. La cosa fue tan sencilla como efectiva y exitosa. Tan simple (sobre todo para el espectador ajeno al follón organizativo...) como montar un ring de lucha a un lado, una caseta informativa en medio y un puñado de cenadores de Ikea cobijando hasta a 78 humildes stands en los que cada participante exponía su material. Por allí estaban los incombustibles de
Rantifuso o
The Rocketman Project ocupando el mismo espacio que encantadores aficionados que se acabababan de autoeditar su primer libro de ilustraciones (yo hice migas con @ladecadente y @soydelhambre), todos a la misma altura, ya fueran ¡Caramba!, La Felguera, Hoja de lata, Libros del K.O., Jot Down, Fata Libelli vendiendo descargas digitales de sus relatos de fanta-terror o microeditores que encapsulan o enlatan al vacío poesía posmo. El encuentro fue estupendo, y todo el mundo estaba muy contento. Esto no suele ser siempre así, y el fanzinerío y las editoriales no comerciales suelen prender fuego a las redes sociales durante los salones del cómic y eventos similares; y en general, ante cualquier empresario que supuestamente pretenda dar salida a iniciativas artísticas minoritarias e independientes, porque los organizadores o locales de exposición solo quieren hacer negocio a lo bestia en poco tiempo (sin ir más lejos, en este asunto
el último Expocómic fue escandaloso). Es importante dejar claro que en
Hostia Un Libro se notaba que había mucho cariño y se conocía bien el material y el personal con que se trabajaba. Estaban muy pendientes de los stands y nuestras necesidades, todo fue rodado y debido al lugar elegido, un espacio público en pleno centro de Madrid (aunque algo oculto por la tapia de las miradas de los paseantes), la afluencia de público fue constante y daba gusto. Y encima, encima del ring organizaron varios eventos, entre ellos, por supuesto, peleas de wrestling "profesional".
Yo estuve allí vendiendo
Santos y Demonios, un fanzine sobre lucha libre que hice durante la semana pasada a toda leche, trabajando casi en trance para la ocasión; y de paso ofreciendo números atrasados de los trabajos de fanzineros colegas que nos juntamos siempre que podemos para este tipo de cosas:
Dramáticas Aventuras,
Jo, tía!,
Todos Somos Peter Parker, el extraordinario ensayo doctoral de Roberto Bartual
"Narraciones gráficas", el 2º número (sacado del horno casualmente el mismo día) de
Puppets & Clay (su primera entrega fue
el tercer post de este blog, y para cuando el 2º ha salido nos hemos conocido y hecho migas; lo reseñaré en breve, espero), y alguna cosa más. Nuestro stand era de los más coloridos y repletos, teníamos máscaras de lucha mexicana y regalábamos unos feísimos muñecos de luchadores sin personalidad que compré hace mucho tiempo en un badulaque y que guardaba en una bolsa al fondo de un armario. Nosotros vendimos lo mismo o más que en Expocómic (que dura cuatro días y sale en todos los medios de comunicación del Universo...), y me consta que tanto las librerías como las editoriales canis o las iniciativas minúsculas estaban bastante contentos. Y lo mejor es que en estos encuentros se conoce gente y se llega a acuerdos, y en esas estuvimos también.
Aunque está feo que sea yo quien lo diga, el
fanzine que acabo de publicar creo que es bastante digno... para lo minoritario y absurdo que es: un vehículo de expresión que diera una imagen
sui generis sobre la relación entre la lucha libre y la cultura popular. Y sobre todo me enorgullece que (tras rumiarlo durante un tiempo) escribiera o juntara todo el material (56 páginas) en solo tres días. Tres días en los que apenas me moví de delante del ordenador, eso sí. Maquetando casi al mismo tiempo que escribía, hice dos textos informativos (uno sobre la relación entre la música y la lucha libre y otro sobre películas poco obvias protagonizadas por luchadores enmascarados), una fotonovela de 7 páginas de cachondeo (a partir de viñetas de unas 20 fotonovelas mexicanas de los 50 y 60), traduje una historieta de terror de la era dorada (sobre un gorila entrenado por telepatía para destruir a un luchador profesional de gran éxito) y lo adorné todo con historietas e ilustraciones salpicadas sobre lucha libre desde 1905 hasta este mismo mes de 2014. Pedro Villarejo y Luis Olmedo me regalaron sendas ilustraciones para la ocasión, y también incluí 4 ensayitos sobre lucha (el proto-catch en España, en Perú, en Euskadi y en los tebeos de Bruguera de los 50) de 4 escritores a los que admiro, y que me cedieron sus textos. Scari Wó me ayudó también mucho durante estos días para confeccionar la portada, la contra, una página informativa de relleno y la cubierta del CD que viene de regalo (con Southern Culture On The Skids, Botellita De Jerez, Roddy Piper, Sr. Bikini, Los Straitjackets, Lightnin' Beat-Man...). En general es una cosa curiosa, totalmente innecesaria pero creo que suficientemente completa y entretenida para cumplir el objetivo de celebrar el evento. Espero recuperar el dinero invertido, si la gente me lo sigue pidiendo por correo a mi
e-mail... (5€ el pack).
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