La reseña anterior, de la desnutrida
"Twixt", me ha recordado esta pequeña maravilla gala que vi hace unas semanas: tenemos de nuevo a un escritor sufriendo el bloqueo del ídem, perdido en un misterioso entorno rural. En este caso, además, se trata de una zona fronteriza con Suiza, en la que no se pueden aplicar leyes francesas a la ligera. Allí aparece el cadáver de una joven y hermosa estrella local, famosa por ser la imagen de una marca de quesos, y por su parecido físico con la Marilyn. El escritor ve un filón en lo del asesinato en tierra de nadie, y comienza a investigar, desenmarañando una trama política considerable, y enamorándose de la fiambre (obvio) y del pueblico nevado. Qué bonitas hacen las películas los franceses (aunque qué manía con mimetizar
"Amelie", qué complejos no superados), cuando se ponen. Qué sensibilidad, qué musicón, qué paisajes y qué historia tan simpática y trepidante.
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