Compro muy pocas revistas, pa qué, pero me hice con el número de noviembre de Scifiworld, porque fue como una señal, con ese Catulín mirándome desde el anaquel en pleno auge de mi revisión incompletísima y desordenada (y seguramente frustrada a las primeras de cambio) de la obra de Lovecraft. Y es muy recomendable, imprescindible para el aficionado medio, un número de coleccionista estupendo y lleno de dibujos y columnas de colorín. Y aunque muchos de los colaboradores (sólo me suena Ángel Sala) necesitan ávidamente un corrector, ortográfico y de estilo, la cantidad de información y los largos artículos dedicados al de Providence me han satisfecho completamente: su vida, su obra, su inspiración y su influencia en cine y cómic (cientos de cómics lovecraftianos; no conocía yo ni dos), además de las secciones habituales, rodajes, recomendaciones y todo eso que define a una revista. Me ha entrado el gusanillo de volver a comprar revistas, ésta por ejemplo. Qué bonito era seguir una revista, ir al kiosko y no quedarse mirando durante largos minutos sin llevarme nada (de Pascuas a Ramos un El Jueves, un Caza y Pesca que regala un libro gordo de técnicas de pesca por tres pavos o tres o cuatro Fotogramas pócket al año).
viernes, 4 de noviembre de 2011
ScifiWorld #42
Compro muy pocas revistas, pa qué, pero me hice con el número de noviembre de Scifiworld, porque fue como una señal, con ese Catulín mirándome desde el anaquel en pleno auge de mi revisión incompletísima y desordenada (y seguramente frustrada a las primeras de cambio) de la obra de Lovecraft. Y es muy recomendable, imprescindible para el aficionado medio, un número de coleccionista estupendo y lleno de dibujos y columnas de colorín. Y aunque muchos de los colaboradores (sólo me suena Ángel Sala) necesitan ávidamente un corrector, ortográfico y de estilo, la cantidad de información y los largos artículos dedicados al de Providence me han satisfecho completamente: su vida, su obra, su inspiración y su influencia en cine y cómic (cientos de cómics lovecraftianos; no conocía yo ni dos), además de las secciones habituales, rodajes, recomendaciones y todo eso que define a una revista. Me ha entrado el gusanillo de volver a comprar revistas, ésta por ejemplo. Qué bonito era seguir una revista, ir al kiosko y no quedarse mirando durante largos minutos sin llevarme nada (de Pascuas a Ramos un El Jueves, un Caza y Pesca que regala un libro gordo de técnicas de pesca por tres pavos o tres o cuatro Fotogramas pócket al año).
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