Me he estado dando estos días un atracón de videos de Bill Hicks insano. Conocía bastante bien al personaje, y había visto videos suyos antes, y sobre todo leído bastante sobre él. Pero no ha sido hasta esta semana cuando me he convertido definitivamente. En youtube hay docenas de actuaciones suyas. Videos completos subtitulados del comienzo de su carrera, rutinas en distintos garitos infectos de EEUU, con camareras pasando ante la cámara con la bandeja y el mismo tipo de clientela que asiste a locales de strip-tease. Locales sórdidos sin otra decoración en las paredes que un juego de enchufes y una mancha de vómito seco, o pequeños escenarios con un póster de un skyline. Y también apariciones en Letterman, en el show de Rodney Dangerfield o Dennis Miller, y entrevistas breves en distintos lugares. Existe incluso un video de dos horas y media con actuaciones extrañas, una de ellas desde una especie de Infierno de atrezzo, que no sé exactamente de qué cinta proviene. También hay alguna aparición estelar en festivales europeos o australianos, donde era más querido. Porque Hicks fue ignorado masiva y sistemáticamente en su país, cuando no vilipendiado o atacado por las cosas que decía, y la forma tan intensa y directa como las decía. Actúa con la única ayuda de un micro, un taburete y ocasionalmente un pitillo encendido. El tabaco era uno de sus temas favoritos, sobre la hipocresía que representa que el tabaco y el alcohol estén permitidos y nos bombardeen con publicidad, y que otras drogas menos peligrosas sean ilegales. Chistes sobre estar colocado, sobre no fumadores, sobre fundamentalistas cristianos e integristas antitabaco. Chistes sobre fumadores compulsivos que fuman acercándose el cígar a su traqueotomía. "¿Un paquete al día? Tú eres un mierda, yo voy por dos mecheros al día". Hicks murió de cáncer linfático en 1996, a los 31 años de edad. Todo un drama. En sus shows decía cosas como "Eh, no fumadores, tengo una mala noticia para vosotros: vais a morir. Lamento fastidiaros vuestra fantasía de vida eterna". Sexo, drogas y rock and roll eran algunas de sus temáticas favoritas. La pornografía censurada en los hoteles, donde pagas por mirar el primer plano del culo peludo de un menda agitándose; la imiatación de dos gemelas menores de edad del anuncio de chicles Wrigley's comiéndose el sexo la una a la otra; Randy Pan, el Chico Cabra, uno de sus personajes recurrentes, un jodido pervertido. El asesinato de Kennedy, aliens, los mensajes subliminales en los discos de Judas Priest, las elecciones sospechosas y conspiraciones son otro de sus temas favoritos. Mirar a Hicks en 1990 haciendo chistes sobre el video de Zapruder, burlarse de Reagan, de Bush Sr., de todos los cristianos en general ("¿Sabéis lo que me parece rarísimo? Los cristianos que están en contra de la pena de muerte. Joder, si no fuera por la pena de muerte no tendríamos a Jesucristo".), es una experiencia increíble. Es una refrescante ensalada de referencias a la cultura popular de los años de Reagan, Bush y Clinton, aliñada con mala hostia y efectos especiales y onomatopeyas. Imposible dejar de mirar, de escuchar, de aprender y sobre todo de reír. Es como mirar a un loco encima de una caja de fruta en mitad de la Gran Vía, vilipendiando a voz en grito al Papa, a Dan Quayle, a todos los hipócritas y sinvergüenzas. En fin, me he empapado de Bill Hicks, pero no me ha saturado. Es cierto que tras ver unas cuantas actuaciones, decepciona comprobar que hacía exactamente las mismas rutinas en 1984 que en 1994, practicamente. Algunos de sus mejores chistes estaban ahí siempre, y he visto repetidas las mismas coñas varias veces. Siempre funciona, pero pensaba que Hicks improvisaría todo el tiempo, que sería una especie de Mesías, de redentor incontestable. Y lo suyo no era más que un show ensayado hasta la saciedad. Se dice que Hicks actuaba 300 veces al año. Así tiene tantos chistes sobre rednecks y sobre viajes en tren o en avión. He estado viendo a Hicks envejecer ante mí, a lo largo de tantas sesiones de stand-up que me he tragado. Podría hacerle una biografía bastante completa. Era un tipo fascinante. Me hace ilusión comprobar que sus últimas actuaciones terminaban con música de Rage Against The Machine. Además de todas las cosas que dice sobre políticos, hipócritas, fascistas, músicos descafeinados de radiofórmula, católicos, millonarios del show business sin talento y demás gentuza, lo de fundar un partido de "gente que odia a la gente", todos sus irrebatibles argumentos y lecciones sobre cómo funciona este mundo, disfrazadas de chistes... Entre todas esas cosas que hicieron de Hicks el genio que será recordado, y que tanto me fascinan por cuánta razón tienen y cuán de acuerdo estoy con él, me puso los pelos de punta un chiste que cuenta sobre cuando trabajaba en una zapatería, y las mujeres se probaban los zapatos levantando los pies, dejando ver todo entre sus faldas, como si el dependiente que está debajo abriendo cajas de zapatos fuese un tipo asexuado. Joder, yo también trabajé en una zapatería, y había olvidado eso. Veía casi más ropa interior que zapatos, en aquellos tiempos. En fin, un genio. La actuación que he destacado es la más completa, pero hay muchísimas más, más de 20 horas de Hicks y al menos la mitad se encuentran también subtituladas.
miércoles, 13 de julio de 2011
Bill Hicks - Sane man (1989)
Me he estado dando estos días un atracón de videos de Bill Hicks insano. Conocía bastante bien al personaje, y había visto videos suyos antes, y sobre todo leído bastante sobre él. Pero no ha sido hasta esta semana cuando me he convertido definitivamente. En youtube hay docenas de actuaciones suyas. Videos completos subtitulados del comienzo de su carrera, rutinas en distintos garitos infectos de EEUU, con camareras pasando ante la cámara con la bandeja y el mismo tipo de clientela que asiste a locales de strip-tease. Locales sórdidos sin otra decoración en las paredes que un juego de enchufes y una mancha de vómito seco, o pequeños escenarios con un póster de un skyline. Y también apariciones en Letterman, en el show de Rodney Dangerfield o Dennis Miller, y entrevistas breves en distintos lugares. Existe incluso un video de dos horas y media con actuaciones extrañas, una de ellas desde una especie de Infierno de atrezzo, que no sé exactamente de qué cinta proviene. También hay alguna aparición estelar en festivales europeos o australianos, donde era más querido. Porque Hicks fue ignorado masiva y sistemáticamente en su país, cuando no vilipendiado o atacado por las cosas que decía, y la forma tan intensa y directa como las decía. Actúa con la única ayuda de un micro, un taburete y ocasionalmente un pitillo encendido. El tabaco era uno de sus temas favoritos, sobre la hipocresía que representa que el tabaco y el alcohol estén permitidos y nos bombardeen con publicidad, y que otras drogas menos peligrosas sean ilegales. Chistes sobre estar colocado, sobre no fumadores, sobre fundamentalistas cristianos e integristas antitabaco. Chistes sobre fumadores compulsivos que fuman acercándose el cígar a su traqueotomía. "¿Un paquete al día? Tú eres un mierda, yo voy por dos mecheros al día". Hicks murió de cáncer linfático en 1996, a los 31 años de edad. Todo un drama. En sus shows decía cosas como "Eh, no fumadores, tengo una mala noticia para vosotros: vais a morir. Lamento fastidiaros vuestra fantasía de vida eterna". Sexo, drogas y rock and roll eran algunas de sus temáticas favoritas. La pornografía censurada en los hoteles, donde pagas por mirar el primer plano del culo peludo de un menda agitándose; la imiatación de dos gemelas menores de edad del anuncio de chicles Wrigley's comiéndose el sexo la una a la otra; Randy Pan, el Chico Cabra, uno de sus personajes recurrentes, un jodido pervertido. El asesinato de Kennedy, aliens, los mensajes subliminales en los discos de Judas Priest, las elecciones sospechosas y conspiraciones son otro de sus temas favoritos. Mirar a Hicks en 1990 haciendo chistes sobre el video de Zapruder, burlarse de Reagan, de Bush Sr., de todos los cristianos en general ("¿Sabéis lo que me parece rarísimo? Los cristianos que están en contra de la pena de muerte. Joder, si no fuera por la pena de muerte no tendríamos a Jesucristo".), es una experiencia increíble. Es una refrescante ensalada de referencias a la cultura popular de los años de Reagan, Bush y Clinton, aliñada con mala hostia y efectos especiales y onomatopeyas. Imposible dejar de mirar, de escuchar, de aprender y sobre todo de reír. Es como mirar a un loco encima de una caja de fruta en mitad de la Gran Vía, vilipendiando a voz en grito al Papa, a Dan Quayle, a todos los hipócritas y sinvergüenzas. En fin, me he empapado de Bill Hicks, pero no me ha saturado. Es cierto que tras ver unas cuantas actuaciones, decepciona comprobar que hacía exactamente las mismas rutinas en 1984 que en 1994, practicamente. Algunos de sus mejores chistes estaban ahí siempre, y he visto repetidas las mismas coñas varias veces. Siempre funciona, pero pensaba que Hicks improvisaría todo el tiempo, que sería una especie de Mesías, de redentor incontestable. Y lo suyo no era más que un show ensayado hasta la saciedad. Se dice que Hicks actuaba 300 veces al año. Así tiene tantos chistes sobre rednecks y sobre viajes en tren o en avión. He estado viendo a Hicks envejecer ante mí, a lo largo de tantas sesiones de stand-up que me he tragado. Podría hacerle una biografía bastante completa. Era un tipo fascinante. Me hace ilusión comprobar que sus últimas actuaciones terminaban con música de Rage Against The Machine. Además de todas las cosas que dice sobre políticos, hipócritas, fascistas, músicos descafeinados de radiofórmula, católicos, millonarios del show business sin talento y demás gentuza, lo de fundar un partido de "gente que odia a la gente", todos sus irrebatibles argumentos y lecciones sobre cómo funciona este mundo, disfrazadas de chistes... Entre todas esas cosas que hicieron de Hicks el genio que será recordado, y que tanto me fascinan por cuánta razón tienen y cuán de acuerdo estoy con él, me puso los pelos de punta un chiste que cuenta sobre cuando trabajaba en una zapatería, y las mujeres se probaban los zapatos levantando los pies, dejando ver todo entre sus faldas, como si el dependiente que está debajo abriendo cajas de zapatos fuese un tipo asexuado. Joder, yo también trabajé en una zapatería, y había olvidado eso. Veía casi más ropa interior que zapatos, en aquellos tiempos. En fin, un genio. La actuación que he destacado es la más completa, pero hay muchísimas más, más de 20 horas de Hicks y al menos la mitad se encuentran también subtituladas.
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