Supongo que no soy el único al que le pasa que el "día de paga" se transforma en una bestezuela fuera de sí, que consume como si no hubiese un mañana, pillando las mismas cosas de siempre pero de marcas anunciadas en televisión, y compradas en sitios donde cobran más por menos. En mi curro actual, además, el jefe nos hace pasar uno por uno a su despacho, nos cuenta una fábula de Dickens y nos da un sobre con billetes y monedas, en efectivo, céntimos incluidos. Así que los días posteriores tengo la sensación de llevar uranio en el bolsillo, y me desprendo de él con una avidez y una destreza que ya quisiera para sí Juan Antonio Roca. Me he comprado montones de cosas.
Esta vez, he hecho un experimento: hice una lista de alimentos y objetos de higiene y menaje de primera necesidad, aproximadamente para 15 días. He comprado género a granel, como un cartón de tabaco, cosa que no hacía desde que me iba de chaval a los campamentos de verano; cajas enteras de leche, cuchillas de afeitar a puñados, o un paquete de 48 rollos de papel higiénico. Como decía, literalmente "como si no hubiese un mañana", como si viviese en un búnker y fuese a estallar (un año antes de lo previsto) la II Guerra Civil. Lo he hecho para ver si así gasto un poco menos en los días venideros, en lugar de salir todos los días con 20 euros en el bolsillo y volver con las manos vacías.
También he comprado un libro precioso, para regalárselo a mi prima en su comunión. Iba con la idea de pillarle un par de tomos de Bone, que es un regalo que nunca falla, pero me encontré con un libro tamaño gigante que se llama "Caliente, caliente", un "librojuego" de Hans Jürgen Press, que consiste en resolver una novela de misterio a partir de las ilustraciones de la página impar. Press es el autor de uno de los libros míticos de mi infancia, "Las aventuras de la Mano Negra", que conservo por aquí en mis estanterías, una obra maestra del suspense para críos que partía de la misma premisa: leer la aventura en la página izquierda, y averiguar un detalle oculto en la ilustración (preciosa, muy detallada, al más puro estilo Hergé) de la derecha antes de continuar la lectura. Lo he ojeado y es una maravilla, espero que la perceptora del regalo lo sepa apreciar, aunque no tenga botones ni tangas de firma intercambiables
"Las aventuras de la Mano Negra", es el libro de mi infancia. Nos dábamos de hostias (literalmente) por hacernos con la única copia que había en clase.
ResponderEliminarY también recuerdo otro clásico de juventud: "El Misterio de la isla de Tökland"
Saludos!
Ese segundo así a bote pronto no me suena. Siempre me acuerdo de éste (lo habré leído diez veces) y de los obvios: Elige tu propia aventura, los de Wally, D&D, Los Cinco, Barco de Vapor, los tebeos... todo ese rollo.
ResponderEliminarTambién tenía unos libros casi sin texto, muy muy chulos, en los que había que buscar a un pequeño gorgojo en cada página. Me acuerdo que Punio le dedicó al autor un post en su blog hace mucho, y estuvimos un par de días hablando en sus comments, a ver si lo busco. Eran buenísimos, también.
El que he comprado es lo mismo, pero en tamaño grandote, y con menos texto en la página izquierda; es decir, para niños del siglo XXI. En unos años lo harán en lenguaje de móvil o con frases de Twitter, ya verás...
Es una gozada, ¡es otro libro de La Mano Negra! Búscalo en la zona infantil de las librerías, verás como no resistes la tentación. Vale 12 euracos, pero... ¡Hans Jürgen Press, qué monstruo!
En realidad a lo mejor me lo quedo y le regalo a mi prima lo de Bone, total así gasto más dinero y soy un peoncito útil.
Por cierto, que me dice la Wikipedia que Hans Jürgen Press murió en 2002, y su hijo Julian ha tomado el relevo haciendo libros delicioso de misterios ineteractivos ilustrados.
ResponderEliminarAh, y me he acordado de otros de mis libros de infancia más valiosos: el Pinoccio de Jacovitti del que ya hablé, y un recopilatorio de las cartas ilustradas que escribía Tolkien a sus hijos haciéndose pasar por Papá Noel y salvaguardando su fantasía hasta la adolescencia. Una obra maestra.
Los de las Dragonlance también los he leído todos, aunque ya quinceañero. Fueron nuestros Harry Potters, ¿no?
Menudo notición, que me llamen lo que quieran pero yo me hago con ese libro valga lo que valga.
ResponderEliminarY buff, que recuerdos con Los Cinco, de pequeño estuve jodido con hepatitis en casa y no he leí que aquellos libros. Y bueno el de Tolkien es toda una delicia.
Y haber si encuentras ese post de Punio que tiene muy buena pinta. Saludos!
Iba yo a comprar el pan
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