jueves, 27 de agosto de 2015
"Eternal sunshine of the spotless mind" (Michel Gondry, 2004)
Una de las películas más extrañas y olvidadas de la filmografía de Jim Carrey es "El número 23". Mi recuerdo de esta peli es muy vago, así que tenía ganas de volver a verla, y más ahora que estoy cada vez más sumido en una aparentemente interminable espiral de conspiranoia y discordianismo. Encontré un e-Link que parecía decente, y lo puse a descargar. Tardó casi 4 días en llegar a mi bandeja de entrada, y esta sobremesa me dispuse a verla. A los pocos segundos, descubrí que me la habían colado. Algún desalmado bromista, en lugar de embutir dentro de la carcasa de "El número 23" una de porno gonzo entre transexuales enanos sin brazos, como está mandado, me había colado "Eternal hipster of the spotless hype", este gran éxito del cine increíblemente posmo.
Han pasado 11 años desde que la vi por primera vez, al parecer. A qué hostia va el tiempo. Cuando la vi estaba enamorado como una abubilla de Disney. De hecho, sigue siendo una de las películas favoritas de la mujer de la que por entonces estaba enamorado. Actualmente, estoy tratando de no sentir nada en ningún momento. Como un maestro asceta, duermo en una cama de clavos y tengo brasas candentes por la casa, por la que camino descalzo con la mente en blanco. He dejado mi trabajo, he dejado el alcohol, he dejado de salir de noche, he dejado de enamorarme, he dejado de drogarme y he empezando a llevar, más o menos, la misma rutina que llevan las personas de 90 años o los muertos. Y volver a ver esta sandez no me ha sentado muy bien. Esta tarde, mientras la veía, deseaba que Jim Carrey hubiera sido borrado de la película, y en su lugar estuviera siendo protagonizada por Ashton Kutcher, por el marica de Aída o por alguien así, bastante despreciable, porque quiero que mi recuerdo de mi relación con Jim Carrey permanezca intacto, como si esta mamarrachada, el equivalente cinematográfico a una tienda de cupcakes vintage en Malasaña, con una paleta de colores similar a la de una radiografía sobre una meada en la nieve, nunca hubiera existido.
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