martes, 21 de julio de 2015
Btooom! (Madhouse, 2012)
El otro día me dio por ponerme un poco al día en lo que se cuece en la actualidad del anime, el universo de las series de dibujos animados japonesas; una forma de arte con su particular idiosincrasia, tan inmensa que puedes pasarte la vida viendo única y exclusivamente anime, renunciando por completo al resto de producción cinematográfica, televisiva, artística o musical. En Japón se emiten (a ojo) unas chorrocientas catorce seis series de animación cada semana, y desconocía por completo qué se estaba haciendo, aparte de Naruto, Dragon Ball Super, One Piece o Fairy Tail, que sí, es imposible no saber que existen si uno es un poco curioso y abierto al audiovisual. Decidí empezar a seguir unas cuantas páginas y blogs, me vi unas cuantas recomendaciones de lomejorde en Youtube, y añadí algunos ingredientes nuevos a mi menú. El anime tiene algunas características y temáticas inamovibles, es una forma de cultura amplísima pero hasta cierto punto constreñida en modo, ritmo y diseño, al menos para el no iniciado. Y es tan inabarcable, que lo único que pude hacer fue anotar unos cuantos nombres y verme unas cuantas series: es lo que tiene estar en paro (me he ido al paro por primera vez en la vida, a ver qué se siente). Estuve viendo School days, una "dramedia de relaciones sentimentales entre adolescentes de colegio mayor con giro inesperado" (seguro que este género tiene un nombre de una o dos sílabas), pero me cansé enseguida y me fui directo a ver el final. Me enganché bastante a Tokyo Ghoul (casi he acabado la primera temporada), una historia de acción y épica sobrenatural en los bajos fondos de la gran ciudad, que mezcla vampirismo, noir, cyberpunk y cripto-mitología (cada "ghoul" tiene sus poderes y sus cosicas, como los Caballeros del Zodíaco, los Pokémon y todas esas series coleccionables que tanto gustan), y que está bastante bien (aunque la estructura y la obsesión por las mega-peleas desorbitadas me cansa un poco). Higurashi no Naku Koro ni es una historia bastante interesante de gore y terror, pero parsimoniosa y con una técnica que no me termina de enganchar, la tengo parada pero volveré. Tengo un montón más de series apuntadas o listas para ver, y he empezado a seguir una serie de actualidad, a capítulo semanal: Gangsta, estéticamente muy atractiva (los créditos son una pasada que a Tarantino se le tienen que poner como pasas), una historia de yakuzas, prostitutas y ex-combatientes que a ver hacia dónde va; también estoy siguiendo Kangoku Gakuen, que acaba de empezar, una chorradilla espectacular sobre unos chavales encerrados en un colegio mayor para señoritas (un Porky's raro y contemporáneo con chinos dando voces y mujeres con tetas como cabezas de crío); un cosa que se llama Bikini Warriors, pura sicalíptica a base de posados de 3 minutos semanales; y Monster Musume no Iru Nichijou, un culebrón para niñas que me está volviendo loco, sobre un tío normal que va por la calle y de repente empiezan a cruzarse en su vida seres mitológicos femeninos de grandes tetas (una lamia, una arpía, un minotauro, etc.), que por una cuestión burocrática y de acuerdos inter-especies, se ve obligado a acoger en su casa. Una comedieta de situación costumbrista con argumentos que bien podría haber escrito Mariano Ozores, pero con bestezuelas semi-desnudas y unos dibujos y cosas fascinantes. Placeres culpables de sobremesa todos ellos, que no van a ningún lado, pero que son tan fáciles de ver...
Pero la que sí me enganchó de verdad y disfruté muchísimo, fue Btooom!, una serie que parte del fenómeno del hikikomori que está encerrado en su casa jugando a videojuegos multijugador online de matarse todo el rato (y que supongo que es su espectador ideal), que de pronto es transportado a un first-person shooting de la vida real, en el que tiene que sobrevivir (seguro que todo esto también se define con una palabra nipona de una o dos sílabas). Creo que en los últimos años han proliferado los animes de este tipo, que llevan a la realidad el rollo de estar enganchado a un juego de matarse online que tanto gusta a las nuevas generaciones. Esta está hecha por el estudio Madhouse, que debe ser bastante prestigioso ya que hasta yo, que no tengo ni puta idea de cultura japonesa, me he visto o me suenan bastantes de sus creaciones (Metropolis de Tezuka, Monster, Death Note, Ninja Scroll, Cardcaptor Sakura, Trigun, Hunter X Hunter...), o que intuyo que deben llevar un rollo bastante más "occidental" que la mayoría, que todo esto del anime tiene unos códigos y unas maneras bastante marcianas y localistas en general. Btooom! es un videojuego de estos de matarse a saco, en el que todas las armas son bombas. El protagonista se llama Ryōta Sakamoto, y como suele pasar en estos casos, y a pesar de su hikikomorismo y de ser un nerd sin amigos, es un apuesto joven de rasgos occidentalizados que es de los mejores del mundo en lo que hace (en este caso, jugar online). Sakamoto es una estrella del rock del Btooom!, que de pronto despierta en una isla desierta del Caribe sin recordar qué ha pasado. Pronto entenderá que en la isla habitan una serie de personajes misteriosos, que tienen que matarse unos a otros para sobrevivir, en un cruel reality en el que participan involuntariamente engañados por la compañía Tyrannos Japón, los creadores del videojuego. El anime entero dura solo unas 5 horas (si pasamos en ffw las largas secuencias de créditos de apertura y cierre), repartidas en 12 capítulos de 24 minutos, y es una extraordinaria película larga de acción repleta de misterio, conspiraciones y peleas en un recóndito paraje selvático que quita el hipo de bonito, y que cuenta además con un personaje principal frágil, rubiaca y de gigantescas y bamboleantes tetas (es lo que tiene el subgénero seinen, es decir, el destinado a pajeros de taytantos como yo). La estructura puede sonar un poco claustrofóbica y floja, ya que todo se reduce a tirarse bombazos e ir avanzando en el arcade, pero el resto de elementos (las relaciones personales, los misterios que rodean al pasado de cada personaje, la palpitante isla y sus secretos) lo hacen terriblemente adictivo e interesante. El último episodio me lo pasé casi entero de pie, muy emocionado, sin entender cómo podía ser que todo terminara tan rápido, cuando habían dejado tantos frentes abiertos y más argumentos sin cerrar que en la Patrulla-X de Claremont. Y es que resulta que el manga en el que se basa está siendo publicado actualmente (en España también), y se supone que habrá una segunda temporada, o alguna ova o algo qué aclare todo, porque el final está completamente abierto y en su punto álgido. Espero que lo haya, porque me quedé en ascuas.
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