Amo a Ben Stiller, creador, director y protagonista de la película que más me hizo reir jamás,
"Zoolander", y de geniales comedias incomprendidas como
"Un loco a domicilio" (otra de mis pelis favoritas),
"Tropic thunder" o los
sketches de su propio show. Como actor, su aspecto y su cara de no haber roto un plato le permite interpretar al guapo protagonista de una comedia romántica lo mismo que al loser más gañán. Siempre estoy esperando al nuevo estreno de Stiller para pasar un buen rato. En su última obra total, de nuevo escribiendo, produciendo y trabajando a ambos lados de la cámara, se pone intenso y nos regala una epopeya romántica sobre un oficinista soñador y enamorado, capaz de todo por compartir el resto de sus días con la chica de sus sueños. Lo justo de moñas y sin las payasadas a que nos tenía acostumbrado, un Stiller serio fabrica aquí una de esas historias del viejo Hollywood que nos ponen un nudo en la garganta. Una preciosidad,
aunque también es verdad que la vi una tarde libre sin soltar el whatsapp.
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