Creo que no he hecho esto antes, pero si no estoy actualizando mucho este blog de reseñas, para variar, no es solo por la indolencia, sino porque no tengo mucho que poner. No paro de ver, leer y escuchar cosas que no entran en las categorías habituales del blog (series, basicamente). Pero quería dejar constancia. El final de
Breaking bad, mi serie dramática favorita de todos los tiempos y espacios, coincidiendo con la nueva temporada televisiva americana, me dejó atribulado y con mono, así que me he puesto a ver todas las series del mundo, como un oficinista cualquiera. Sigo desde el principio
The big bang theory,
How I met your mother,
The Simpsons,
South Park,
Futurama y creo que ya. Y he empezado con muchas ganas
Marvel agents of S.H.I.E.L.D.,
Back in the game,
Brooklyn nine-nine,
Sleepy Hollow y
The Blacklist, citadas en orden decreciente de interés. Lo he intentado con
Boardwalk Empire pero no me engancha. De
New Girl, que me la recomendaba repetidamente una amiga, casi me he puesto al día en dos o tres semanas. Y sobre todo, en todos mis ratos muertos, con tal de no pensar, me siento en mi maravilloso sillón con los pies en alto y degluto uno tras otro episodios de
Matrimonio con hijos y
Frasier. En ambas voy por la cuarta temporada, pausadamente, del orden de un par de capítulos diarios. He visto muy pocas películas (
"Monsters University" bien,
"La grande bellezza" regular), estoy estancado leyendo un libro muy irritante de David Gilbert que ya reseñaré si se acaba de una puta vez. Al mismo tiempo disfruto con el nuevo tocho de Jacinto Antón, el recopilatorio de
The Atomic Elbow, la colección completa de
Casacas Azules que ha caído en mis manos, con las entregas habituales de
Batman,
Spider-Man y
Lobezno (he vuelto a comprar tebeos en papel... si es que estoy fatal), con los últimos 5 tomos de
Usagi Yojimbo y con un maravilloso integral de
Sir Tim O'Theo que he montado en el
tablet. Cuando no estoy trabajando, estoy perdiendo el tiempo con una de estas cosas en cursiva que he puesto aquí, con la mente en blanco, a la espera de que se acabe este año y comience una nueva etapa de mi vida que tiene pinta de que va a ser interesante. Ahora mismo estoy muy agobiado, preocupado, despechado, pobre, abandonado, noqueado, y encima me toca ir y volver del dentista cada dos por tres. Por eso vivo una eterna adolescencia de la mente y no quiero salir de casa.