No estoy para nada al día de los estrenos, y tan solo había escuchado de pasada el argumento de esta película: un grupo de magos que se reúnen para robar a su audiencia. En mi cabeza la idea funcionaba como un thriller romántico, repleto de ilusionismo y ocultismo. No sabía que lo protagonizaban el papanatas de Jesse Eisenberg (un actor tan pusilánime y flojo que parece que hubier salido de
Al salir de clase), el peor Woody Harrelson imaginable o unos cuantos cougars en olvidables papeles alimenticios (Michael Caine, Morgan "Aceptotodoslospapelesquemeproponen" Freeman, Mark Ruffalo), en un revoltijo de acción frenética, explosiones, persecuciones, tiros, bravuconadas, soplapolleces y efectos especiales gualtrapas para la generación del déficit de atención. Una soberana mierda ampulosa, inverosímil y repleta de fallos de guión, a medio camino entre la peor peli de superhéroes imaginable y una de superterroristas al azar. El final me dio ganas de matar.
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