Todos sabemos que Scooby Doo es un producto obsoleto, creado para los impresionables niños de los ochenta. Un público poco exigente, acostumbrado a argumentos (y fondos) repetitivos, villanos estereotípicos, caricaturescos, aventuras repletas de fantasía plana, simplona y maniquea. Pero es que la última entrega larga de Scooby y compañía (un mediometraje en realidad) para la tele americana, está hecha con ¡
muppets!, con monísimas marionetas. Solo por este detalle, tenía ganas de ver esto, que efectivamente, a pesar de la simpática propuesta inicial, la promesa de tesoros, piratas y fantasmas y los muñequines, me acabó aburriendo bastante, por lo infantil y estático de todo esto. Y es que, encima, no había pensado en lo poco sexy que estaría Velma de felpa.
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