Aunque fue publicado por primera vez en España en 2006, dentro de la maravillosa colección Freak de Alba Editorial, se trata éste de un compendio
forteano de proezas y batacazos absurdos llevado a cabo en 1979, por un flemático señor británico que nunca antes ni nunca después se propuso escribir y publicar un libro. Dividido en varios capítulos (El mundo laboral, El deporte, La política...), se recogen aquí un buen puñado de notas de prensa bizarras sobre sucesos rimbombantes y gloriosos errores de la historia. Breves historias del estilo de "El peor ladrón", "El peor espía", "El fraude más chapucero", "El intérprete que lo entendió todo mal", etcétera, conformando el breviario una lectura entretenida, ágil y de mucha risa, sin ninguna ambición completista ni autorizada. No faltan las desventuras de Florence Foster-Jenkins ni los elogios al inconcebible actor Robert "Romeo" Coates (a quien no tenía el gusto de conocer), así como menciones a algunas superestrellas del Récord Guinness (y varios que lo intentaron y erraron) pero sobre todo se glosan sucesos anónimos, batacazos, meteduras de pata y acontecimientos insólitos de mucha risa. Funciones de teatro sin el actor principal, programas de televisión que no vio nadie, poetas inefables, bomberos botarates, marineros tarugos, alcaldes indeseables y fracasadores notables en general, todo muy divertido y nutritivo. El autor presume de haber formado en sus tiempos un club (que por supuesto, no tuvo mucho éxito) en el que ciertos amigos se juntaban para poner en común este tipo de sucesos noticiosos, y la principal pega, por ponerle alguna, es que casi todas las historias contenidas sucedieron durante 1978, poco antes de la publicación original del libro (en estos tiempos de sobreinformación que corren, se podría publicar un compendio como éste cada media hora); claro que ya he dicho que no existe ningún afán completista ni documentalista, sino que es un trabajo de simple desahogo y esparcimiento, y como tal hay que tomárselo: una lectura ligera, amena y efímera, que hay que digerirla como quien mira un maratón de refritos de trastazos en patinete un domingo por la mañana en Antena 3. Stephen Pile se zambulle y disfruta ensalzando la torpeza, con su prosa mordaz y su ironía británica, y hasta el mismo libro contiene una fe de erratas desplegable nada más abrirlo, puesto que el editor fracasó al maquetar el invento...
Con éste, si no recuerdo mal, ya son 5 los libros de la colección Freak que me leo (en este blog he hablado de
1 y
2), y no me canso de recomendarla. Libros estupendos sobre gente especial y lugares extraordinarios, no tiene desperdicio.
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