David Pirner, el frontman de Soul Asylum compuso una canción en 1994, Runaway train, que se convirtió en todo un himno generacional, un canto de cisne a los niños desaparecidos protagonistas de los bricks de leche estadounidenses. Una canción de misa, de campamento, que aquí en las emisiones de la primera MTV europea se emitía con el videoclip adaptado para anunciar a las principales estrellas del show de Paco Lobatón. Un hito de la video-música más bizarra. Un poco más tarde, Pirner fue uno de los Elegidos para actualizar el repertorio plagiario de los jóvenes y furiosos Beatles, para la banda sonora de “Backbeat”, ese compendio de superhéroes del indie, un "USA for Africa" alternativo y rabioso en homenaje a las viejas leyendas negras del proto-R&B. El resto de la carrera de Soul Asylum es de una mediocridad terrorífica, asombrosa. En mi postadolescencia recuerdo que una vez pasé por Record Runner, en las galerías de Santo Domingo, y descubrí que Soul Asylum no solo tenían un disco (ese decente “Grave dancers union”, que me sabía de memoria), sino que había allí, de saldo, hasta seis discos más de esta extraña banda. Me pillé varios, y alguno ni siquiera lo he desprecintado, quince años después (¡conservo al vacío algunas micras cúbicas de aire de los gloriosos y añorados noughties!, un día de estos me las respiro). El otro día estuve cotilleando en la carrera de los de Minneapolis, y descubrí que sacaron un último disco, éste insufrible "The silver lining", que no hay por dónde cogerlo. David Don Erre Que Erre Pirner sigue componiendo jingles blanditos que suenan todos exactamente iguales, con la misma armadura siempre, la misma voz monótona, que entran por un oído, esquivan todas las terminaciones neuronales con una destreza encomiable, y salen por el otro sin dejar absolutamente ningún poso. Aburridísimo, inmovilista, AORazo sin piedad ni la más mínima gracia. Soul Asylum pertenecen a ese género de "músicos blancos con rastas y mucha paciencia" que jamás abandonarán el onehitwonderismo (¿alguien se acuerda de Counting Crows o Four Non Blondes? Pues eso).
miércoles, 18 de abril de 2012
Soul Asylum - The silver lining (2006)
David Pirner, el frontman de Soul Asylum compuso una canción en 1994, Runaway train, que se convirtió en todo un himno generacional, un canto de cisne a los niños desaparecidos protagonistas de los bricks de leche estadounidenses. Una canción de misa, de campamento, que aquí en las emisiones de la primera MTV europea se emitía con el videoclip adaptado para anunciar a las principales estrellas del show de Paco Lobatón. Un hito de la video-música más bizarra. Un poco más tarde, Pirner fue uno de los Elegidos para actualizar el repertorio plagiario de los jóvenes y furiosos Beatles, para la banda sonora de “Backbeat”, ese compendio de superhéroes del indie, un "USA for Africa" alternativo y rabioso en homenaje a las viejas leyendas negras del proto-R&B. El resto de la carrera de Soul Asylum es de una mediocridad terrorífica, asombrosa. En mi postadolescencia recuerdo que una vez pasé por Record Runner, en las galerías de Santo Domingo, y descubrí que Soul Asylum no solo tenían un disco (ese decente “Grave dancers union”, que me sabía de memoria), sino que había allí, de saldo, hasta seis discos más de esta extraña banda. Me pillé varios, y alguno ni siquiera lo he desprecintado, quince años después (¡conservo al vacío algunas micras cúbicas de aire de los gloriosos y añorados noughties!, un día de estos me las respiro). El otro día estuve cotilleando en la carrera de los de Minneapolis, y descubrí que sacaron un último disco, éste insufrible "The silver lining", que no hay por dónde cogerlo. David Don Erre Que Erre Pirner sigue componiendo jingles blanditos que suenan todos exactamente iguales, con la misma armadura siempre, la misma voz monótona, que entran por un oído, esquivan todas las terminaciones neuronales con una destreza encomiable, y salen por el otro sin dejar absolutamente ningún poso. Aburridísimo, inmovilista, AORazo sin piedad ni la más mínima gracia. Soul Asylum pertenecen a ese género de "músicos blancos con rastas y mucha paciencia" que jamás abandonarán el onehitwonderismo (¿alguien se acuerda de Counting Crows o Four Non Blondes? Pues eso).
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