Soy un fanático de la América Profunda y sus increíbles habitantes de fantasía, esos señores que yo imagino, a todos, mascando tabaco, con un rifle en una mano, un raído peto vaquero, la mirada vacía mientras sacan brillo a su destartalado muscle car atravesado delante de un muffler men en la interestatal 43. Este documental recién estrenado por NG viene a unirse a las miles de producciones audiovisuales que forman ya parte de mi imaginario ideal sobre esa tierra de mis sueños. En este caso, el equipo se acerca hasta los hogares de cuatro familias de rednecks cuyas vidas giran, íntegramente, en torno a la preparación minuciosa para la inminente llegada del fin del mundo. Señores con muchos hijos y esposas muy bobas, que dedican todo su tiempo libre y parte de sus fortunas a construir búnkeres y petarlos de comida no perecedera. A leer literatura sobre zombies e infectados, a espiar vía radioaficionado los mensajes que intercambian el ejército de los EEUU de A y el Enemigo Invisible allá en el Lejano Oriente Próximo. Encima, los autores del documental dedican parte de la aventura a analizar y puntuar el trabajo de estos esforzados paletos finiseculares, y generalmente la puntuación que obtienen es bastante baja (bien porque el agua que acumulan no será suficiente para sobrevivir más allá de un par de semanas, bien porque tanto currar y acumular, pero el 90% del tiempo lo pasa el pater familias currando seis estados más allá...). Muy divertido y visualmente delicioso.
viernes, 13 de enero de 2012
Los que se preparan para el fin del mundo (National Geographic Channel, 2012)
Soy un fanático de la América Profunda y sus increíbles habitantes de fantasía, esos señores que yo imagino, a todos, mascando tabaco, con un rifle en una mano, un raído peto vaquero, la mirada vacía mientras sacan brillo a su destartalado muscle car atravesado delante de un muffler men en la interestatal 43. Este documental recién estrenado por NG viene a unirse a las miles de producciones audiovisuales que forman ya parte de mi imaginario ideal sobre esa tierra de mis sueños. En este caso, el equipo se acerca hasta los hogares de cuatro familias de rednecks cuyas vidas giran, íntegramente, en torno a la preparación minuciosa para la inminente llegada del fin del mundo. Señores con muchos hijos y esposas muy bobas, que dedican todo su tiempo libre y parte de sus fortunas a construir búnkeres y petarlos de comida no perecedera. A leer literatura sobre zombies e infectados, a espiar vía radioaficionado los mensajes que intercambian el ejército de los EEUU de A y el Enemigo Invisible allá en el Lejano Oriente Próximo. Encima, los autores del documental dedican parte de la aventura a analizar y puntuar el trabajo de estos esforzados paletos finiseculares, y generalmente la puntuación que obtienen es bastante baja (bien porque el agua que acumulan no será suficiente para sobrevivir más allá de un par de semanas, bien porque tanto currar y acumular, pero el 90% del tiempo lo pasa el pater familias currando seis estados más allá...). Muy divertido y visualmente delicioso.
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