Como me cruce por la calle con alguno de los responsables de este engendro, le cruzo la cara y le robo la cartera. Estoy por dejar de salir los sábados para siempre, porque siempre, siempre, pico: la sobremesa del domingo me la paso chuchurrido, tirado en el sofá con una resaca formidable y la mano se me va sola al mando a distancia para ver si me amodorro; pero la siesta me elude, que ya lo sé yo, que culmino una de cada diez. En La 1 y en Telemadrid todos los domingos ponen, alternativamente, una película familiar infumable o una comediarromántica que la distribuidora encasquetaba con el lote del Peliculón Nosdediós y que a punto estuvo de hacerles quebrar en taquilla. Lo de ésta en concreto es infumable. Desesperante. Me puso de muy mala hostia, me llevaba las manos a la cabeza y me daba hostias en el regazo como cuando estás viendo un derby y le meten un gol a tu equipo. Mano de hijos de puta, qué películas hace la peña, con la de hambre que hay en el mundo. Menudo golazo me metieron, que como tengo las sobremesas de domingo sincronizadas con el curro no me duermo y me la tragué entera, enterita, sin bicarbonato. Cabrones. Dios, cómo les odio. ¡Cabroneeees!
lunes, 14 de noviembre de 2011
El chico de tu vida (Robert Luketic, 2011)
Como me cruce por la calle con alguno de los responsables de este engendro, le cruzo la cara y le robo la cartera. Estoy por dejar de salir los sábados para siempre, porque siempre, siempre, pico: la sobremesa del domingo me la paso chuchurrido, tirado en el sofá con una resaca formidable y la mano se me va sola al mando a distancia para ver si me amodorro; pero la siesta me elude, que ya lo sé yo, que culmino una de cada diez. En La 1 y en Telemadrid todos los domingos ponen, alternativamente, una película familiar infumable o una comediarromántica que la distribuidora encasquetaba con el lote del Peliculón Nosdediós y que a punto estuvo de hacerles quebrar en taquilla. Lo de ésta en concreto es infumable. Desesperante. Me puso de muy mala hostia, me llevaba las manos a la cabeza y me daba hostias en el regazo como cuando estás viendo un derby y le meten un gol a tu equipo. Mano de hijos de puta, qué películas hace la peña, con la de hambre que hay en el mundo. Menudo golazo me metieron, que como tengo las sobremesas de domingo sincronizadas con el curro no me duermo y me la tragué entera, enterita, sin bicarbonato. Cabrones. Dios, cómo les odio. ¡Cabroneeees!
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