Horace McCoy figura en IMDB como guionista, asistente de guión y escritor de diálogos en casi 50 películas (entre ellas, sin acreditar, el "King Kong" original de Cooper/Schoedsack), y en otros lugares como destacado autor pulp. Escritor, periodista y mercenario oscuro, cínico, veterano de guerra, frustrado, que nunca vio en la pantalla ninguno de sus guiones propios, y que murió de ataque cardíaco en 1955. Ésta es su novela más conocida, y fue llevada al cine ya en 1969 (titulada en España "Danzad, danzad, malditos"). No he visto la película, pero esta novela breve, negra como el tizón y que encabrona como leer la factura de la luz, me tuvo alterado y mirando la solapa cada dos por tres, a ver si era cierto que fue escrita en 1935. En plena depresión norteamericana, una sala de fiestas organiza un maratón de baile en el que docenas de parejas tienen que moverse sin parar durante casi cuarenta días, siendo eliminados en duras pruebas de resistencia para contentar a la creciente y entusiasmada audiencia. El baile solo se puede interrumpir cada hora y media, y por un periodo de diez minutos, en el que los participantes deben aprovechar para hacer sus necesidades fisiológicas, sexuales y alimentarias. A lo largo del concurso, y adelantándose en setenta años a los realities de Telecirco, la audiencia asistirá a un matrimonio en directo, a la detención de un contendiente por asesinato, a multitud de desfallecimientos, peleas, derramamientos de sangre y caídas en el pozo de la locura. Todo por la audiencia. Al protagonista, Robert Syverten, le ha tocado bailar con la más insufrible: Gloria Beatty, una hermosa joven que solo piensa en morirse y dejar este mundo hipócrita de una santa vez. ¿Acaso no sacrifican a los caballos que sufren?, se pregunta Robert, dispuesto a aliviar el sufrimiento de su compañera. A un ritmo frenético, sin dejar de mover los pies para no ser descalificado, McCoy nos presenta un desfile de lunáticos, pervertidos, asesinos y fundamentalistas reformistas, y aprovecha para mandarles a todos a la mierda, mientras los demás bailan y la jet-set y los famosos del Hollywood que le cerró las puertas asiste a la cabalgata de freaks en movimiento perpetuo.
jueves, 11 de agosto de 2011
¿Acaso no matan a los caballos? (Horace McCoy, 1935)
Horace McCoy figura en IMDB como guionista, asistente de guión y escritor de diálogos en casi 50 películas (entre ellas, sin acreditar, el "King Kong" original de Cooper/Schoedsack), y en otros lugares como destacado autor pulp. Escritor, periodista y mercenario oscuro, cínico, veterano de guerra, frustrado, que nunca vio en la pantalla ninguno de sus guiones propios, y que murió de ataque cardíaco en 1955. Ésta es su novela más conocida, y fue llevada al cine ya en 1969 (titulada en España "Danzad, danzad, malditos"). No he visto la película, pero esta novela breve, negra como el tizón y que encabrona como leer la factura de la luz, me tuvo alterado y mirando la solapa cada dos por tres, a ver si era cierto que fue escrita en 1935. En plena depresión norteamericana, una sala de fiestas organiza un maratón de baile en el que docenas de parejas tienen que moverse sin parar durante casi cuarenta días, siendo eliminados en duras pruebas de resistencia para contentar a la creciente y entusiasmada audiencia. El baile solo se puede interrumpir cada hora y media, y por un periodo de diez minutos, en el que los participantes deben aprovechar para hacer sus necesidades fisiológicas, sexuales y alimentarias. A lo largo del concurso, y adelantándose en setenta años a los realities de Telecirco, la audiencia asistirá a un matrimonio en directo, a la detención de un contendiente por asesinato, a multitud de desfallecimientos, peleas, derramamientos de sangre y caídas en el pozo de la locura. Todo por la audiencia. Al protagonista, Robert Syverten, le ha tocado bailar con la más insufrible: Gloria Beatty, una hermosa joven que solo piensa en morirse y dejar este mundo hipócrita de una santa vez. ¿Acaso no sacrifican a los caballos que sufren?, se pregunta Robert, dispuesto a aliviar el sufrimiento de su compañera. A un ritmo frenético, sin dejar de mover los pies para no ser descalificado, McCoy nos presenta un desfile de lunáticos, pervertidos, asesinos y fundamentalistas reformistas, y aprovecha para mandarles a todos a la mierda, mientras los demás bailan y la jet-set y los famosos del Hollywood que le cerró las puertas asiste a la cabalgata de freaks en movimiento perpetuo.
Tiene una pintaza estupenda, grazie! Y ya me parecía que me sonaba el autor, porque ahora que lo consulto tiene uno de los párrafos más visionarios (y vigentes hoy en día) en una obra escrita en el 37.
ResponderEliminarhttp://books.google.es/books?id=03Gnc6_2M_0C&pg=PA22&lpg=PA22&dq=horace+mccoy+hitler+waving+flags&source=bl&ots=pksK3zVS4j&sig=WlhzgjaRo541yRP3L08IP4I73eo&hl=es&ei=zTNUTqT_LIOhOvLj2aUG&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CBkQ6AEwAA#v=onepage&q&f=false