Pepe era un "personaje de Malasaña". Un artista brut, poeta urbano, un menda con bigote y gorro que se paseaba por el barrio regalando poemas a cambio de la voluntad. Uno de tantos. Como el falso sordomudo de Lavapiés o el solitario de la carpeta al sobaco. Un personaje del barrio como puedan ser el tonto de Sanfrancisco, la Elvira, el Pele (qepd), los hermanos redneck lobotomizados por el CSIC (algún día tengo que investigar esto) o la fauna sintecho. Pepo murió hace algunos años, y el otro día cayó en mis manos "Versos etílicos", una simpática recopilación de algunas de sus poesías (unas cincuenta) dedicadas al beber. Vino, cerveza, bares, camareros, picaresca, curdas, esas cosas. Con un gran sentido del humor y rimas fáciles, correctas y efectivas, una lectura agradable, salpicada de dibujitos ajenos y prologado por el omnipresente Moncho Alpuente. Un librito hermoso, ameno y que atesoraré gustoso.
jueves, 21 de julio de 2011
Versos etílicos (Pepe Rueda, 1994)
Pepe era un "personaje de Malasaña". Un artista brut, poeta urbano, un menda con bigote y gorro que se paseaba por el barrio regalando poemas a cambio de la voluntad. Uno de tantos. Como el falso sordomudo de Lavapiés o el solitario de la carpeta al sobaco. Un personaje del barrio como puedan ser el tonto de Sanfrancisco, la Elvira, el Pele (qepd), los hermanos redneck lobotomizados por el CSIC (algún día tengo que investigar esto) o la fauna sintecho. Pepo murió hace algunos años, y el otro día cayó en mis manos "Versos etílicos", una simpática recopilación de algunas de sus poesías (unas cincuenta) dedicadas al beber. Vino, cerveza, bares, camareros, picaresca, curdas, esas cosas. Con un gran sentido del humor y rimas fáciles, correctas y efectivas, una lectura agradable, salpicada de dibujitos ajenos y prologado por el omnipresente Moncho Alpuente. Un librito hermoso, ameno y que atesoraré gustoso.
Murió hace unos años?
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ResponderEliminarEso es lo que me dijo el que me vendió el libro.
ResponderEliminarDescanse en paz. Conocí a Pepe hace muchos años en la barra de un bar de Malasaña. El a un lado, yo al otro. Hoy entre mis recuerdos encuentro este libro con versos algo tristones pero hermosos y una dedicatoria tierna como siempre trataba Pepe a todos. Pidió en vida reconocimientos y seguramente no fuimos del todo justos con su talento de barrio. Un abrazo allá donde estés Pepe.
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