Lo más sorprendente y brillante de esta novela, es que Hornby la escribe, en primera persona, a través de un skater de 16 años, que vive en una ciudad satélite de Londres soñando con emular algún día a su ídolo Tony Hawk. Sam tiene 16 años, una madre soltera de 32, un monopatín y un póster de Hawk, al que habla por las noches y le pide consejo. Una tarde, su madre le lleva a una fiesta, y le presenta a la hija de un compañero de trabajo, Alicia, de la que se enamora profundamente, como solo un adolescente granulento se apasiona por algo; se introducen mutuamente en el trepidante mundo del sexo, y al cabo de unos meses se separan y Sam sigue a lo suyo, con el patinete. A partir de este momento, a Alicia le crece en el útero un pequeño problema para los dos chavales y sus respectivas familias, y el asunto se transforma en un cruce perfecto entre "Juno", Little Britain y un conmovedor cuentecito de Paulo Coelho para niñas pijas. El talento de Hornby para desarrollar una novela supuestamente escrita por y para adolescentes es admirable, y los diálogos son contundentes e hiperrealistas. Las metáforas, las reacciones y algunos de los secundarios alejan la historia, sorprendentemente, del plano disuasorio que cabría esperar en una novela de embarazo adolescente, y la sumerge en la de la reflexión cínica e inteligente. Y también se agradece y te atrapa el recurso fanta-científico (el póster de Tony Hawk, en un par de ocasiones, transporta al protagonista al futuro, donde se ve atrapado en su propio cuerpo en una situación que desconoce y le abruma). Lo que le pasa a esta novela es que este chaval está tan bien traído y se parece tanto a los chavales de su edad del mundo real... es tan pazguato, pusilánime, irresponsable, pasota, inútil, que dan ganas de espabilarle con el cinto, y seguir sus disgresiones desespera bastante. Pero al mismo tiempo engancha. Me quedé con ganas de más, la verdad. Bien bonita.
domingo, 12 de junio de 2011
Todo por una chica (Nick Hornby, 2007)
Lo más sorprendente y brillante de esta novela, es que Hornby la escribe, en primera persona, a través de un skater de 16 años, que vive en una ciudad satélite de Londres soñando con emular algún día a su ídolo Tony Hawk. Sam tiene 16 años, una madre soltera de 32, un monopatín y un póster de Hawk, al que habla por las noches y le pide consejo. Una tarde, su madre le lleva a una fiesta, y le presenta a la hija de un compañero de trabajo, Alicia, de la que se enamora profundamente, como solo un adolescente granulento se apasiona por algo; se introducen mutuamente en el trepidante mundo del sexo, y al cabo de unos meses se separan y Sam sigue a lo suyo, con el patinete. A partir de este momento, a Alicia le crece en el útero un pequeño problema para los dos chavales y sus respectivas familias, y el asunto se transforma en un cruce perfecto entre "Juno", Little Britain y un conmovedor cuentecito de Paulo Coelho para niñas pijas. El talento de Hornby para desarrollar una novela supuestamente escrita por y para adolescentes es admirable, y los diálogos son contundentes e hiperrealistas. Las metáforas, las reacciones y algunos de los secundarios alejan la historia, sorprendentemente, del plano disuasorio que cabría esperar en una novela de embarazo adolescente, y la sumerge en la de la reflexión cínica e inteligente. Y también se agradece y te atrapa el recurso fanta-científico (el póster de Tony Hawk, en un par de ocasiones, transporta al protagonista al futuro, donde se ve atrapado en su propio cuerpo en una situación que desconoce y le abruma). Lo que le pasa a esta novela es que este chaval está tan bien traído y se parece tanto a los chavales de su edad del mundo real... es tan pazguato, pusilánime, irresponsable, pasota, inútil, que dan ganas de espabilarle con el cinto, y seguir sus disgresiones desespera bastante. Pero al mismo tiempo engancha. Me quedé con ganas de más, la verdad. Bien bonita.
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