miércoles, 26 de diciembre de 2007
615. Bellos y poderosos, Parte I: Visiones del Supramundo
Escribo este post tumbado en la cama, con un gato dormido en cada sobaco y el portátil sobre la panza. Perjudicado por las comilonas y borracheras propias de estas fechas tan entrañables, y sin ganas de salir hasta el año que viene. En esta misma posición me he estado leyendo esta mañana el nuevo número del fanzine Le Bon Vivant, del tirón, y debo decir que me ha gustado mucho, que espero nervioso la continuación, y que lo recomiendo a todo el mundo.
Hay que aclarar que este último número no es un ejemplar normal de Le Bon Vivant, el fanzine escrito por Oswaldo Cornelius y Caasi Masivo, que en anteriores entregas nos regalaban glosas biográficas (recuerdo con especial admiración las de Maradona y Keith Moon) y otros artículos y recomendaciones sobre y para la buena vida, la relajación de las costumbres y el dolce no dar ni palo y andar todo el día de fiés, como en una Semana Blanca permanente. De hecho, este nuevo número no contiene artículos. Ni esas editoriales calamburescas dotadas de un ritmo irrepetible, rendidas al juego de palabras y el ditirambo. Ni "velocidad absurda", ni pies de foto, ni fotos. Tampoco es un especial enciclopédico y preclaro, como el tomo dedicado al Fracaso. Conscientes de que en la era de los blogs hasta a los más indocumentados nos da por emular a un popular tribulete de revista de tendencias, y nos creemos jefes de redacción del Reader's digest o, lo que es peor, del Tentaciones, para llenar la Red de "artículos en profundidad superfriqui" y sesudas y valiosas críticas de las 9 Artes, Oswaldo y Caasi han optado por aparcar el proyecto hasta otro momento más propicio, y contar en tres volúmenes la historia de su vida.
En boca de Caroline Waxter, reportera del canal VH1 (que acude a la mansión de Oswaldo para entrevistarle de cara a su correspondiente episodio dentro de ese glosario de excesos bizarros que es The fab life of...), conocemos a fondo y en primera persona cómo es la forma de vida de un magnate del fanzinerismo que ha abrazado las enseñanzas de Bob Black y Amancio Ortega, que disfruta emulando al mismo tiempo a Rodolfo Valentino, al otro Valentino, a Posh Spice y su marido, a Monty Burns, a Ted Turner, a Narciso Bello, a los gangsta-rappers más horteras, a Lord Byron, a Ernesto de Hangover, a Hef, a Paris, a Hansel Ecto y, en definitiva, a todos esos vividores de revista, amantes del buen llantar, de la juerga disparatada y el derroche absurdo. Adineradísimos instigadores de todo eso de "hacer del ocio tu negocio y del relajo tu trabajo".
Hay que entender que este fanzine, por lo tanto, se ha reciclado en una novela. Más concretamente en un folletín por entregas, titulado "BELLOS Y PODEROSOS", que narra las aventuras de un millonario Don Juan del siglo XXI, encerrado en su isla (la única mansión del mundo con dos husos horarios...) y coleccionista de excesos y flema. La juguetona prosa de los números anteriores está ahí, y el mensaje sigue siendo claro. Una novela humorística, con un lenguaje llano y referencias que todos conocemos y manejamos, muy bien escrito y muy entretenido, y sin dejar de ser el fanzine de cabecera de Mugatu.
Me consta que ya está en varias tiendas especilizadas en cómics de varias capitales españolas. Si no lo encuentras, pídeselo a Oswaldo en su blog.
Estoy seguro de que lo que hagan me va a gustar. ¡Son infalibles!
ResponderEliminargracias por la critica, fruno. la verdad es que la gente anda un poco desconcertada con el lbv5. en madridcómics nos dijeron que pasan de largo porque no lo asocian con lo nuestro. espero que te haya divertido, por lo menos. y recomiéndalo por ahí, a ver si llegamos a más gente. un abrazo.
ResponderEliminaryo quiero. dónde lo pillaste? vas a escanear los antiguos para que los pueda leer? gracias, gladieitor.
ResponderEliminarYo lo compré en Madrid Comics, y supongo que todavía quedan. Tiene un precio de libro, eso sí, porque es un libro. La edición es impecable.
ResponderEliminarApuntado. Y otros fanzines recomendables? aqui en mallorca no llega mucha cosa.
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