Tengo algunos amigos un poco cabronías, y uno de ellos en concreto me mandó un mensaje al móvil anoche desde la ciudad otomana de Innsbruck, para contarme que se estaba tomando un daiquiri helado en el
cocktail music-bar Zappa (intuyo que será
éste) a mi salud. Me decía que el dueño es un tipo extravagante y escandaloso, y que le gustaba mucho la música y la decoración; cegadoramente
lasvegasiano en su acabado, pero elegante y distinguido. Otro sitio al que nunca iré.
Aprovecho para recomendar una vez más el blog sobre Frank Zappa que lleva a cabo el amigo Carlos Zerpa, donde aparezco en forma de cromo:
PLANETA ZAPPA.
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