Estoy teniendo una semana socialmente muy activa, y es por eso que no he tenido tiempo de sentarme a contar nada. Como cada vez me exhibo más en éste mi antaño blog de cromos molones, no va a ser menos esta vez y aprovecho para contar que este mes ha sido el que más dinero he cobrado en mi vida, más trescientascincuentamil delasantiguaspesetas, y estoy que no quepo en mis tirantes. Además, la Declaración me ha salido a devolver, un piquito. Me he comprado una canasta de minibasket que he puesto en el loft, que era lo que me faltaba. Vivo en un bajo con techos muy altos, y me paso el día jugando, casi me he olvidado de internet. Mi gato se vuelve loco cada vez que tiro a canasta, y pega unos saltos enormes para pillar el rebote. También me he comprado un juego de raquetas + peota + red de ping-pong, que encaja de maravilla en mi mesa de comedor plegable. No sé cómo no se me había ocurrido antes. Voy a hacerle la competencia a mi colega el del Pau, que tiene piscina y canchas de pádel, y a ver si organizo torneos para los miserables que nos quedamos aquí en verano. Yo casi todos los veranos me quedo en Madrid, por unas cosas u otras, y me voy unos días seguidos pasada la temporada, al mar o a la montaña. Eso sí, tengo ya casi todos los fines de semana organizados por la península.
También he comprado un par de estanterías, a ver si meto por fin los tebeos que tenía en casa de mis padres desde la mudanza de hace ya meses. Con la euforia de mi último día de paga he añadido los libros de bolsillo con historietas de El Jueves que ha sacado RBA y algunas novelas de Roth, Delillo y Dos Passos que no tenía. Y el otro día fui a Hipercómic después de varios años, y volví con una carretilla repleta de colecciones de Image y Zinco que echaba de menos. De paso, me pillé un tebeo al que tenía mucho cariño, yo que soy un amasijo de nostalgia mal digerida, porque pasa por ser el primer tebeo que tuve en mi vida. Se trata de un tomo de tapa dura que publicó Montena en 1981, con una historia de Spider-Man y la Antorcha Humana peleando contra Mysteryo y el Escarabajo. Me hizo mucha ilusión volver a hacerme con el libro, tanto que lo he colgado en un pared apoyado en unos clavos, como si fuese un Bosco, en mi pared de los vinilos.
Hala, ya os he contado mis aventuras capitalistas de la semana. Aparte, he vuelto a casa dos veces castaña en lo que va de semana (y esta noche viene lo bueno), ayudé a unos amigos en una mudanza, sudé en las fiestas de Chueca, he conocido a una chica que me hace tilín, mi padre me ha devuelto el "Maus" y el "Paracuellos" leídos con gran satisfacción (por su parte y, por ende, por la mía; pura emoción intergeneracional), me avergüenzo de mi Twitter, que confirma eso de que "cuando bebes eres el doble de ridículo" me compré unos pantalones y una camisas en el mercado indie de Fuencarral, y cagué seis veces, dos blando y cuatro duro. Os quiero.
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