La
noticia tiene algunos días, pero me llamó la atención y la conservé en la memoria: Robert Pickton, un asesino acusado de la muerte de al menos 26 prostitutas en Vancouver, confesó hacerlo porque estaba obsesionado con alcanzar una cifra de muertos redonda. Un policía se infiltró en su celda y se hizo pasar por un delincuente hasta que obtuvo suficiente confianza como para confesarle su historia. El tipo había matado 25, y una vez que liquidó a la siguiente no podría parar hasta llegar a 50 muertas. Y entonces iría a por 25 putas más. ¿No es hermoso? Un asesino metódico y organizado hasta la locura. A esto lleva la obsesión compulsiva por el orden y la numerología.
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