Como ya advertí, la larga saga de posts que estoy colgando sobre la Criptozoología, los monstruos desconocidos y todas esas cosas, la tenga escrita completamente, y la iré colgando poco a poco e intercalando otras cosas, para no saturar, porque me ha quedado larguísimo. Espero que a alguien le esté gustando. Aprovecho para agradecer a quienes ya lo han manifestado así, y a quienes han corregido y ampliado datos en los comments.
En las últimas dos semanas más o menos, cuando abordé el tema en cuestión, me he encontrado con que la Criptozoología es una ciencia muy viva. Suele pasar, que cuando tienes una obsesión, te la encuentras por todas partes: si acabas de cortar tu relación con una chica que se llama Pilar, por ejemplo (es sólo un ejemplo al azar), verás camiones, tiendas y vírgenes por todas partes, con ese nombre en grandes letras. Igualmente, yo me encuentro últimamente con actualidad sobre animales desconocidos por todas partes.
Precisamente esta semana comenzó con la noticia del descubrimiento de los restos fósiles de un animal prehistórico que no se conocía, en la provincia de Neuquén, en Argentina. Ya sabes, cuando la ciencia dice que unos restos son auténticos, ya no estamos hablando de suposiciones o teorías acerca de lo desconocido, sino de hechos, de antecedentes reales a nuestros animales. Concretamente, la especie descubierta y aceptada por la ciencia como una suerte de serpiente marina, es un Dakosaurus andinienses, al que simpáticamente han bautizado como Godilla.
Pero eso no es todo. Porque esta semana he asistido al estreno del documental más impresionante que he visto en mucho tiempo: "Dragones: una fantasía hecha realidad" (Charlie Foley). Como no podía ser de otra manera, lo ha emitido el inenarrable canal dedicado a la ciencia bizarra y pop, los estudios flipados y los documentales de ciencia-ficción, Discovery Channel, del que ya hablé largo y tendido. Si tenéis ocasión, no os lo perdáis: trata del descubrimiento en Rumanía del cadáver congelado de un dragón fallecido en el siglo XV. A medida que avanza la investigación, un actor que hace del científico más peliculero que uno se pueda imaginar, va descubriendo que no se trata de una falsificación, sino que ese enorme lagarto con alas y cuatro patas volaba, echaba fuego por la boca y mimetizaba los sonidos de su voz con los de otros animales. Y no sólo existió esta especie de "demonio de las montañas", sino también dragones del bosque y por supuesto dragones acuáticos, al más puro estilo Nessie.
Lo increíble es que el documental no deja lugar a la duda. A partir de esa cutre recreación de científicos delante del cuerpo inerte del dragón, y apoyado todo en maravillosas imágenes informáticas en 3D que muestran a dragones volando, luchando contra Tiranosaurus rex, destripando tigres y blandiéndose con soldados clavaditos a Vlad Tepes "el Empalador". Todo ello contado con la misma veracidad y profesionalidad que el que cuenta las costumbres migratorias de la golondrina. Dura casi dos horas, pero vale la pena. Una mezcla preciosa entre CSI y El señor de los anillos con coartada erudita.
Es decir, que aunque ambos asuntos traten sobre descubrimientos del pasado, esta semana la tele me ha demostrado que sí: que los monstruos lacustres existen, casi con toda seguridad. Yo me lo creo, vamos.
Por lo demás, estoy de vacaciones, aunque en la civilización, así que el ritmo se resentirá, bien minimizándose o bien multiplicándose.
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