(En la cuenta de Facebook de Reunión de Majorettes comencé a subir hace tiempo pequeños textos sobre grupos musicales diferentes, outsiders, fake bands y conjuntos famosos por ir vestidas de mamarrachos. Hace tiempo que tengo en la cabeza este proyecto, que además de un ensayo misceláneo para dar a conocer renglones torcidos de la industria musical, pretende ser un homenaje al álbum de cromos de los 80, Otros mundos. Solo colgué en su día unos pocos textos, de los cientos de grupos que tengo ya preparados. Y recientemente he ido reciclando esta idea, que pretendo convertir en algo para Libritos Jenkins en lo que estoy trabajando. Se me ha ocurrido colgar aquí los 8 cromos que ya tenía redactados, para que no se pierdan los textos, porque no creo que vuelva a usar esos textos.).
19. The Ladybirds
Cuando pensamos en
grupos musicales atendiendo a su puesta en escena, a su aspecto, a sus pintas,
a veces olvidamos centrarnos en aquellos conjuntos que abanderaron,
precisamente, la ausencia total de ‘gimmick’ y de ropa alguna: las bandas en
topless. Porque, sí, existieron bandas nudistas, grupos musicales que actuaban
en porretas, e incluso podemos hablar de una pequeña escena musical durante los
años 60s. El quinteto The Ladybirds estaba formado por Robin Sherwood (voz,
guitarra), Barbara “Bobbi” Branch (guitarra), Lisa Lynn (bajo), Deborah Dayan
(organ) y Rosita Quintana (batería), y surgieron en 1966 en torno al circuito
de clubs nocturnos para adultos de San Francisco. Por supuesto, se trataba de
un espectáculo picante, en el que la música era lo de menos, y de hecho no ha
trascendido casi ninguna de sus canciones, aunque sí sabemos que inicialmente
hacían playback pero acabaron aprendiendo a tocar sus instrumentos. Las
Ladybirds fueron las primeras, pero no las únicas: hubo otra franquicia de las
Ladybirds en Dinamarca (que llegaron a grabar un álbum), donde también
surgieron The Sweethearts. Para el cartel de un hipotético festival veraniego
para nudistas y viejos verdes, deberíamos fichar también a The Hummingbirds (la
banda de la reina del ‘burlesque’ Angel Walker), a The Naughty Ladies
(Massachusetts), The Bare Ones, Eight Of A Kind (ambas de Canadá), The Go
Nakeds! o The Swedish Topless Band, por citar algunas. Todas ellas mucho más
elegantes y pizpiretas que las satánicas Rockbitch o que el bajista de Los
Jacobos…
22. The Residents
El 1974 salió a la
venta “Meet The Residents”, un misterioso álbum cuya portada era una
bastardización del segundo de los Beatles, sobre los que habían pintarrajeado
cuernos y colmillos. La leyenda cuenta que solo vendieron 40 copias de aquella
primera edición, cuyo extraño sonido parecía estar basado en las oscuras
teorías de N. Senada, un supuesto teórico y compositor californiano que abogaba
por la música asonante, incómoda y anti-comercial. Sus componentes, The
Residents, eran cuatro sujetos que ocultaban sus identidades bajo máscaras de
globos oculares. Entre sus siguientes discos habría también un homenaje a la
Edad de Oro del rock and roll en un mundo distópico en el que los nazis habían
ganado la II Guerra Mundial; o una colección de canciones pop ñoñas de 1
minuto… que debían ser repetidas tres veces seguidas cada vez que se emitieran
en la radiofórmula, para así construir el jingle perfecto. Durante muchos años,
los Residents fueron el Gran Misterio indescifrable del Rock. Una banda anónima
y a contracorriente, fruto de la Contracultura más reaccionaria, llena de
histrionismo, simbología y talento, que se ciscaba en todo lo establecido y
dejaba a su paso todo tipo de leyendas urbanas. Una pataleta contra todo lo que
la Industria Musical (esa fábrica de ídolos de barro de imagen aséptica y
sonido intercambiable) estaba imponiendo en la Cultura mundial.
24. The Dapper Dans
“Dapper Dan”, o “Dani
el elegante”, es un viejo concepto o frase hecha que aludía a una persona que
le da demasiada importancia a su aspecto físico. Durante la Ley Seca hubo en
Minnesota un famoso gánster con ese apodo, y también eran así conocidos un
carismático jugador de béisbol, o una loción para el afeitado. Estos sofisticados
arquetipos masculinos, junto con un conocido juguete del mismo nombre lanzado
en 1955, acabaron bautizando a esta banda, clásico cuarteto de ‘doo wop a
capela’, de esos que vestían trajes conjuntados a rallas de colorines y que
hace muchas décadas actuaban en espacios públicos (lo que se conoce como
“barbershop quartets”, porque sus trajes recuerdan a los rótulos giratorios de
las peluquerías antiguas). Lo curioso de los Dapper Dans es que, más que un
grupo de música, son una auténtica franquicia, o una especie de equipo que va
cambiando de miembros con los años, como los Harlem Globetrotters o la
Patrulla-X: desde 1959, y aún en activo, son el cuarteto que actúa en las
calles de Disneylandia. Entre otros hitos de la cultura pop, la formación de
1993 puso la voz cantante a Homer Simpson, Barney, Apu y Skinner en el episodio
de Los Solfamidas, y en la primera entrega de “La mansión encantada” de Disney
(2003) eran los bustos de goma que canturreaban en el cementerio. Son el
epítome del conjunto músico-vocal sonriente, correcto y ‘white trash’, y el
“cuarteto de barbería” más famoso de todos.
51. Reynols
Reynols (1993-2004) fueron
una banda experimental argentina, formada por los hermanos Roberto y Patricio Conlazo
(guitarra y percusión), Alan Courtis (guitarra) y el carismático batería Miguel
Tomasín. Miguel era el alma de la banda, portavoz, compositor de los temas, autor
conceptual de la imagen de todas las carpetas y voz principal, llevando la base
rítmica y canturreando sobre el ruido y la distorsión generados por sus
acólitos. Tomasín tiene síndrome de Down, y generaba alrededor de la banda,
además de una enorme y absurda polémica (por aquello de dar “demasiada”
visibilidad a su discapacidad ante una audiencia bienpensante y condescendientemente
molesta), todo un universo particular de “ruidismo surrealista”, con su propio
sentido del ritmo y el mensaje. Su primer disco, “Gordura vegetal hidrogenada”
(1994) era una caja vacía que contenía un no-CD que se había desmaterializado.
Otro de sus éxitos, “Symphony for 10.000 chickens”, consistía en el sonido
ambiente de una granja de pollos. Casi todo el resto de su producción se basa
en improvisaciones vocales vanguardistas y de difícil acceso para el oyente
medio, pero dotadas de un aura muy particular. Reivindicados por músicos como
Sonic Youth, Damo Suzuki o la recientemente fallecida Pauline Oliveros, Reynols
fueron uno de los últimos bastiones de la autenticidad en el rock,
completamente desprovistos de la farsa y el postureo del rock y poseedores,
involuntariamente, de ese “pasotismo” trágico y de esa naturalidad musical de
la que todas las bandas “indies” presumen pero de la que carecen.
76. Prussian Blue
En los comienzos de la
popularización de internet, se viralizaron unas fotos de una pareja de hermanas
gemelas rubitas, que vestían camisetas con el emoticono de un “Hitler cuqui”.
Indagando un poco, uno descubría que no era ningún montaje o broma posmoderna,
sino que las doceañeras Lamb y Lynx Gaede (n. 1992), oriundas de Bakersfield,
California, eran realmente miembros de un movimiento nacionalsocialista
extremo, negacionistas del Holocausto y defensoras del supremacismo ario. De
hecho, ambas habían formado en 2003 el dúo de pop-folk Prussian Blue, un
vehículo para extender su ideología a través de delicadas tonadillas. Con el
tiempo aprendieron a tocar instrumentos burdamente (guitarra y violín), y
grabaron dos LPs. Si en los años setenta Bowie, Keith Moon o Brian Jones
frivolizaban su fascinación por el imaginario Nazi disfrazándose de miembros de
la Wehrmacht, aquí teníamos a dos auténticas neonazis, con una imagen
impecable, haciendo himnos acaramelados y terribles con esas vocecitas dulces,
quebradizas e inarmónicas, que estaban cargados de una sensibilidad y una
crudeza que ya quisieran alcanzar muchas bandas de tontipop indie. Hacia 2011
se supo que ambas renegaban de su pasado, abrazaron la marihuana terapéutica y
echaban la culpa a su madre de haberlas manipulado cuando eran adolescentes.
79. Orion
El mito de Elvis
Presley es tan inmenso, que podemos hablar casi de un género musical en sí
mismo, de tanta leyenda, tantas canciones y tantos artistas generados a su
alrededor. Existen concursos por todo el mundo de imitadores de Elvis, muchas
canciones, películas y documentales en torno al concepto, y algunos
‘impersonators’ curiosos que han alcanzado cierta fama bizarra: como el
marciano Eilert Pilarm, El Vez, Elvis Herselvis, Kjell Elvis o el salvaje y
marrano de Extreme Elvis, entre muchos otros. El caso de Jimmy “Orion” Ellis es
significativo, ya que su timbre de voz y su manera de cantar eran tan similares
a los del propio Elvis, que tras el fallecimiento del Rey del Rock la mismísima
Sun Records comenzó a publicar los discos de Jimmy Ellis bajo el alias de Orion,
y con un interrogante junto a su nombre en la portada; e incluso le publicó un
sonado disco de duetos junto a Jerry Lee Lewis, jugando al despiste. La
decisión de Orion de comenzar a utilizar ese antifaz característico (como si
fuese un superhéroe de incógnito) mientras imitaba al difunto a la perfección,
dieron alas a esa teoría conspirativa que asegura que “Elvis está vivo”. La
carrera de Orion estaría para siempre unida a la de Elvis y la pantomima hasta
su muerte (asesinado durante un atraco en 1998), pero al margen de las
versiones y las bromas hay que considerar a Jimmy un talento genuino dentro del
rockabilly.
101. Little Tibia & The Fibias
En 1967 tuvo lugar una
fiesta en el castillo del Barón Boris Von Frankenstein en el Caribe, a la que
fueron invitados el Conde Drácula, la Momia, el Hombre Lobo, el Hombre
Invisible, el Jorobado de Notre Dame, el Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, la Criatura de
la Laguna Negra, y por supuesto el monstruo de Frankenstein y su novia. Durante
aquella fiesta, la banda que tuvo el honor de amenizar la velada fueron Little
Tibia & The Fibias, un cuarteto de esqueletos con pelucas a lo Beatle.
Sucedió en “Mad monster party?”, una película de culto de Jules Bass rodada con
muñequitos animados mediante la técnica ‘stop-motion’, homenaje a todos los
monstruitos clásicos de la cultura popular, y antecedente conceptual de otras
tan famosas como “Pesadilla antes de Navidad” de Tim Burton. Little Tibia y
compañía son una banda de ficción memorable y carismática (detrás de ellos, al
parecer, estaban Dyke & The Blazers, pero ese es un dato irrelevante), a
pesar de su breve carrera, y una cima de la música americana relacionada con la
fiesta de Halloween.
133. The Adivina-Quién-Gana-Esta-Noche Ensemble
Como todos sabemos, la cultura ha sido totalmente
exterminada de la televisión comercial; cuanto menos se eduque a la población,
mejor le irá a los gobernantes. En cuanto a la música en TV, el asunto alcanza
ya niveles fascinantes. Al margen de endogámicos programas de karaoke que
fabrican ídolos clónicos para seguir perpetuando el Gran Timo de la Industria
del Pop, en la televisión podemos ver videoclips y actuaciones en directo, en
todos los canales, exclusivamente entre las 3 y las 6 de la madrugada; y aún
entonces, solo se emiten extraños videos de grupos que nadie conoce, y que
forman parte de un fraude manifiesto en el que están compinchados tanto los
grandes magnates audiovisuales como la sociedad gestora de los derechos de
autor y el propio Gobierno: la música que emite la tele de madrugada, y que
nadie ve, genera derechos de emisión, cubre el canon cultural que exige (y
paga) el Estado, y engrosa las millonarias facturas que las cadenas pagan a la
SGAE, y que les vuelve a repercutir a través de sus propias empresas editoriales.
Un negocio perfecto, legal y clandestino, pero que tiene lugar ante nuestras
propias narices a diario. En el origen de este sofisticado tinglado, allá por
2006, y como riéndose de todos nosotros, algunos concursos telefónicos fraudulentos
tenían a unos supuestos músicos haciendo el tonto con instrumentos clásicos,
mientras que lo que sonaba a todo trapo era ‘techno-house’. Maravilloso. The
Adivina Quién Gana Esta Noche Ensemble (de la que formaba parte, entre otros,
el ex-líder de Coz), son mi banda-de-mierda imaginaria favorita.
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