viernes, 7 de octubre de 2011

Un loco a domicilio (Ben Stiller, 1996)


Dios, cómo me gustaría cruzarme por la calle ahora mismo con una de esas personas que dicen que esta película es muy mala, toda ese gente que logró adjudicarle a esta obra maestra de Ben Stiller la categoría de “maldita”, y condenarla en lo que respecta a recaudación y crítica. Me chifla esta película, en la que lo único que rechina es Matthew Broderick, una de esas personas que está en el cine pero le pega más entregar paquetes en una oficina postal o servir cafés. Que actúa tanto y tan bien como cualquiera de vosotros. Por lo demás, el guión me parece soberbio, un clásico cinematográfico, la historia de un técnico del cable chiflado que va de puerta en puerta tratando de socializar, de encontrar la amistad, y que se obsesionará con esto hasta la psicopatía. El desfile estelar es glorioso: el propio Carrey, Stiller, Black, Cross y Odenkirk, Owen Wilson, Apatow... Entiendo que los detractores de Jim Carrey, esos desgraciados, sufran ante su despliegue de estridencias (absolutamente necesarias en este guión); pero que algunos fans consideren a éste un traspiés en su carrera, es imperdonable. A mí me parece uno de sus mejores papeles, y tiene escenas (la del karaoke, el juego de “palabras eróticas”, la cena en el restaurante medieval, la paliza en los lavabos, el cénit sobre la gigantesca parabólica) que están entre lo mejor de su carrera payasil. Esta película me fascina, me enternece, me identifico con el personaje y su cabeza jodida de tanto audiovisual. Remite ligeramente a la serie de culto “Sigue soñando”, con brotes de psycho-thriller, mil y una referencias a la cultura popular, planteamiento y ejecución impecable de todas las escenas de acción y humor... Entiendo que es una película incómoda de tan negra e incorrecta, pero a mí me parece una obra maestra.

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